Siete Días


IMSS y buenos deseos

¿Buen servicio en el IMSS? Ojalá sea cierto. Dice la nota publicada hoy sobre el IMSS en estas mismas páginas, que con la ampliación del actual hospital general de zona, que se encuentra cerca de la avenida González Carnicerito, se formó una comisión para supervisar que el funcionamiento y la atención en ese nosocomio sea la adecuada. Que cuando los electricistas protestaron hace dos semanas al delegado del IMSS en su primera reunión en Tepatitlán, el personal que trabaja en el Seguro también protestó junto con ellos porque en ese espacio tan reducido en el que trabajan, es imposible estar de buenas y atender a los derechohabientes como se debe. Que ya no va a haber desabasto de medicinas y que, cuando esté listo el nuevo hospital, los médicos estarán certificados con un ISO.

Pues ojalá. No creo equivocarme si hablo por todos los que somos derechohabientes y hemos tenido la necesidad de buscar atención médica, tanto en el área de consulta como en emergencias, que terminamos con ganas de decirles a las secretarias y enfermeras unas cuantas verdades, y que la mayoría de las veces nos aguantamos porque, o nos controlamos y somos muy corteses, o porque nunca regresaron de desayunar o de comer en las dos o tres horas que los estuvimos esperando. Alguna vez pude decirle a una secretaria, que platicaba muy gustosa con su compañera sobre temas personales mientras tenía una fila esperándola para que nos diera de alta, que su trabajo era hablar con nosotros, no con su amiga. Sobra decir que durante el resto de mi trámite me trató como si me estuviera haciendo un gran favor al recibirme mis papeles.

No todos son así, por supuesto, pero el IMSS no ha hecho gran cosa por desmentirlo. Cuando en el 7 días hemos tratado de hacer un sondeo de opinión cerca de la clínica entre derechohabientes para saber cómo son tratados en el Seguro, siempre ha salido alguien de la clínica a corrernos. Cuando me armo de paciencia y me presento a consulta, debo llegar muy temprano, esperar a que la enfermera regrese de no sé donde, me de una ficha, volver a la una o dos de la tarde para anotar mi consulta y esperar a que el médico me atienda, por lo general a las cuatro o cinco. A esas alturas, la enfermera ya salió a desayunar, a comer y cambió su turno con la de la tarde. Si necesito un estudio o un documento extra, entonces tengo que dar vueltas en el área administrativa y cuando regreso con la enfermera, ya pasó mi turno.

Esta es más o menos la dinámica del IMSS. Así se las gasta quien sabe que por más quejas que haya en su contra no lo van a correr. Hace poco le preguntamos al médico que por qué nadie le llamaba la atención a la enfermera encargada de agendar nuestras consultas, porque en ese momento ya llevaba más de una hora desaparecida y con un montón de pacientes esperándola. “Pues ni modo que la corra –me dijo- mejor pásese, y después pasa usted y usted”, dirigiéndose al resto de los que lo esperaban. Pero eso sí, sus aguinaldos, jugosos; sus prestaciones, buenísimas; sus vacaciones, ni quien las toque; son logros sindicales. ¿Mejor servicio en el IMSS? Eso quiero verlo.

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