El Consejo de Cronistas de Los Altos en San Diego

Por Oscar Maldonado Villalpando

En las instalaciones del Santuario de Cristo Rey en La Peñita fue donde se realizó la reunión ordinaria de los Cronistas de Los Altos este sábado 28 de abril de 2007.
Desde las diez de la mañana fueron llegando los cronistas de distintos municipios: Lagos, San Juan, Arandas, Tepatitlán, Acatic, Mexticacán, Encarnación, San Diego, San Julián... La reunión inició con la presentación de los participantes.
Se dejaba sentir un ambiente tan armónico que, por momentos parecía escucharse, el murmullo de la música espiritual de Fray Luis de León, que bien podemos refrescar:

Vida retirada

¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!

Vivir quiero conmigo,
gozar del bien que debo al cielo
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Los Cronistas disfrutaron la mañana en sus coloquios y sueños. El Presidente Municipal, Sergio Delgado, les dio la bienvenida. El Cronista de San Diego de Alejandría, P. Oscar Maldonado les habló así:

Peregrinos de ideales, quijotes de la esperanza:

Hemos venido con ilusiones para regresar con gavillas de alegría. Los recibimos, damas y caballeros, en nombre las generaciones ilustres de nuestros antepasados.
Venimos a rendir cuentas y a recibir el juicio de nuestra administración en esta tierra. La encomienda no ha sido, se nos asignó el último bastión, casi extramuros, de la campiña alteña. Estamos acudiendo a dar el parte de las acciones señaladas. ¡Aquí es Jalisco, aquí empiezan los Altos!
Pasad por este umbral de nuestra historia. Esta es la estancia y el solar de nuestra vida. Mirad la huerta de la hacienda madre, os recibe el durazno con sus chapas y el rubor de la manzana, muchacha mirando tras la celosía de su sonrisa amable.
Reciban, en nombre de los ancestros y de nosotros, el arcón de nuestra cultura y sus valores, no sea que ya mañana lo perdamos en pródiga aventura de indiferencia y en vicios de modas peregrinas. San Diego de Alejandría los recibe como emisarios prometidos.
¿En la Peñita, por qué?
Por un recuerdo y una ilusión.
Recuerdo de una historia llena de valores. Medieros y campesinos que se transfiguraron en soldados de Cristo Rey, de la noche a la mañana, para defender la más hermosa de las libertades, la de conciencia. La Peñita significa el inicio de territorio cristero.
La ilusión es honrar esa memoria, guardar ese ejemplo y orientar, con ellos, nuestra vida. El Padre, Juan Pérez Gallegos, está manifestando un designio de lo alto. Él mismo ha esperado ansioso su visita. Él vivió, a sus 9 años toda la guerra cristera y es una imagen vivida, vívida y viva de cada instante, que en sus ojos de niño quedó hondamente grabado.
El Padre Álvaro Lomeli ha empezado a trabajar para levantar este símbolo de grandes valores humanos como es el Santuario de Cristo Rey en La Peñita. El Presidente Municipal comparte este sueño. Y ustedes, damas y caballeros cronistas, como el Areópago de Atenas, son llamados a tomar cuenta de ello. Con todo lo que fue San Diego, con todo lo que es y quiere ser, les decimos: ¡Bienvenidos!
El Profesor Palos habló del Padre Pablo García, el P. Juan Pérez Gallegos relató vívidos pasajes de la vida del mártir Ramón Parada.
Se escucharon ponencias muy importantes en torno a la misión y apostolado del Cronista en su Municipio, su relación con la historia, los monumentos, etc. ¿El cronista ha de ser oficial y vitalicio? Se puntualizó este asunto en forma terminante, no ha de ser una pluma mercenaria o una voz prepagada. El Notario Alfredo Moreno, por escrito, distribuyó un profundo trabajo sobre el aborto, llamando ala cordura en lo que se refiere al sagrado deber de respetar la vida. Se tomó protesta a tres nuevos cronistas, dos de Mexticacán y el de San Diego de Alejandría, profesor Juan Antonio Palos Alcacio. El Padre Álvaro comunicó sus ilusiones y planes para este lugar de La Peñita, a fin de hacerlo un centro de devoción y un lugar de meditación y paz.
El tiempo parecía volar en tan interesantes menesteres. Visitaron las ruinas de la casa de don Gerardo Mojica con la atención amable de los nietos que platicaron de sus recuerdos entrañables. Pasaron al casco de la exhacienda de San Fernando, donde se les negó el paso. En la Hacienda de San José del Comedero fueron generosamente atendidos por la Señora, viuda de Padilla y por J. Guadalupe, hijo.
La comida fue en la Casa de La Cultura de San Diego de Alejandría amenizada por la Banda del lugar. Un gran día para la población y una fructífera experiencia para El Consejo de Cronistas Alteños.

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