Por Oscar Maldonado Villalpando
Fue por los días cercanos a Navidad de 1927, Navidad en la persecución, Navidad del tiempo de la cristera. Él se quedó con su gente, él no los abandonó. Había nacido en San Diego de Alejandría el 15 de enero de 1876, en las dependencias de la casa cural, pues su tío era el señor cura don Francisco García González. En ello se manifiesta ese designio especial de lo que estaba por venir.
Pablo García Fernández es ordenado sacerdote en Guadalajara el 17 de septiembre de 1899, junto con San Cristóbal Magallanes y el padre Alfredo Ramón Plascencia.
Por estos días la parroquia de Unión de San Antonio celebra los 200 años de su fundación, el Padre Pablo García ejerce su ministerio al nacer el siglo XX en esta parroquia, que lo honra como factor importante de su proceso parroquial.
En la persecución el padre Pablo está en Santa María, su ministerio se encuadra en la región de Encarnación de Díaz. Vive con su gente, tomando las precauciones necesarias, pero al filo del peligro indudablemente, más por la estación del tren. Y se llega el día reservado por el Señor. Es entregado, tomado preso y sometido a un durísimo calvario.
Desde el día 12 de diciembre de 1927 hasta el día 23 de diciembre. Los soldados toman la vía y, ante la persecución de los cristeros, matan al padre en La Estación Castro. Fueron días terribles, el pueblo sufría con él. El odio y la burla de la soldadesca hacía estragos en él y Dios le daba fortaleza.
Los fieles de la región no lo olvidan, su tumba en La Chona es muy visitada, en Castro ya han levantado un templo para recodar el lugar de su sacrificio. No podemos dejar pasar estas fechas y sus celebraciones. Son como señales en el camino del hombre, en nuestra historia, son avisos, son ejemplos...
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