Cuando los hijos crecen

Por Leonel Ortega Rúa

Hay un período en el que los padres nos quedamos huérfanos de nuestros hijos; crecen independientemente de nosotros, como árboles murmurantes y pájaros imprudentes. Crecen sin pedir permiso a la vida, con una estridencia alegre y a veces, con alardeada arrogancia.

En los últimos días me he dado la oportunidad de reflexionar, sobre el papel de nosotros como padres en el proceso de la toma de decisiones de nuestros hijos, que inician en su etapa de preparatoria. Algunos un poco antes, ya que su proceso de madurez es más avanzado que el de muchos otros que terminan la educación media superior, sin saber a ciencia cierta que estudiar cuando pasan a la Universidad.

A nosotros como padres, poco nos dicen, casi nada, por más que les preguntamos qué quieren estudiar y dónde quieren hacerlo; sus respuestas son a medias, sólo aciertan en decir que lo están pensando, pero que la “neta” (es decir, la verdad), les gustaría estudiar en una buena Universidad, la cual ha de estar en Aguascalientes o en León.

Para muchos de nosotros, lo más importante es que nuestros hijos se animen a estudiar, el lugar no es tan significativo, me refiero a la ciudad, pues estamos de acuerdo y coincidimos en que buscamos la mejor Universidad. Pero como también nosotros, hemos crecido en medio de una costumbre que ya se ha hecho cultura, de que lo mejor se encuentra fuera de Lagos, pues también caemos en el juego de buscar primero allá en las grandes urbes, para después si es que no salen en listas, buscar hacia dentro de nuestra hermosa ciudad.

Así pues, después de buscar afuera, lo que dentro de nuestra ciudad tenemos, nos acercamos a nuestras universidades para buscar un espacio para nuestros hijos. Que bueno que así lo hacemos, porque de esta manera le damos continuidad a la búsqueda de la calidad educativa para nuestros hijos.

Pero, ¿qué tendremos que hacer nosotros como padres responsables en el proceso de la toma de decisiones de nuestros hijos?

Me parece que lo más acertado es acompañarlos con un buen discernimiento, analizando los pros y los contras de distintas opciones. Para esto es necesario tener datos reales sobre las alternativas que se están analizando y no dejarnos llevar sólo por la emoción de que a esa universidad se están yendo todos los compañeros de grupo.

Nuestros hijos son hábiles en el arte de salirse con la suya, ellos nos tienen tomada la medida, saben qué frases usar para convencernos. De hecho, desde el punto de vista de ellos, nunca mienten, aunque tampoco dicen la verdad. Se manejan con mentiras piadosas o verdades a medias, con tal de que nosotros les creamos. Saben lo que nos gusta escuchar y eso es lo que nos dicen.

Pues en el asunto de elegir la mejor carrera y la mejor universidad, sucede exactamente lo mismo. Hay que ser conscientes de la tendencia natural de nuestros jóvenes, de buscar afuera lo mejor. Es muy probable, no aseguro que así sea, pero puede ser, que entre ellos mismos hagan una revisión rápida de las carreras que se ofertan en las universidades que se encuentran en Lagos y elijan precisamente las que aquí no se ofertan, de esta manera ganan un paso más en el apoyo que buscan de sus papás.

Pues bien, en este proceso de análisis y discernimiento, es de vital importancia tomar en cuenta nuestro presupuesto real, para no crear falsas expectativas en nuestros hijos, porque es más doloroso ilusionarlo en un proyecto de vida que no va a concluir a decirle la verdad desde el principio, para que empiece a ubicarse en la realidad familiar, social y circunstancial que le está tocando vivir, para que considerando esta situación, elija lo mejor y asuma la responsabilidad de su elección.

Lo que es un hecho irrefutable es que nuestros hijos son inteligentes y con la suficiente capacidad para comprender la situación que nos toca vivir, lo que más valoran, es nuestro interés por ellos y por su proyecto de vida.

Por otro lado, de acuerdo a los estudios de mercado, a cualquiera de ustedes le sale más económico estudiar una carrera universitaria aquí en Lagos, que irse a cualquier universidad de Aguascalientes, incluso de León. Porque hay que tomar en cuenta, que además de pagar colegiatura, hay que pagar renta de cuarto y alimentación. Además, de que habrá que valorar los riesgos que asumen los chicos que se van a estas ciudades, por lo que tiene que ver con los vicios propios de la edad adolescente-juvenil. Por eso hay que hacer que valga lo nuestro; somos laguenses.

En espera de verme favorecido con sus comentarios y reflexiones, quedo de ustedes como servidor y amigo.

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