Por Lety de la Mora
¡Feliz Año y a lo que sigue!..
¡Hola! Después de un año de ausencia, me agrada mucho volver a lo que es, además de una necesidad, una de mis grandes pasiones: Escribir.
El 2007, definitivamente fue un año difícil, de grandes pérdidas. En lo personal; perdí a mi figura paterna y maestro irremplazable, a un grande e incondicional amigo y por si fuera poco, el 24 de diciembre, el Señor recogió el ser inmaterial de mi abuela paterna.
Sin embargo, tuvo también sus bondades, porque así es la vida, no todo es miel sobre hojuelas, pero suceden cosas bellas, de ahí que se diga: “No existe vida dichosa, sino días felices”.
Aunque se aprende mucho de las situaciones difíciles o poco agradables, es necesario, por salud mental tener un pequeño (o grande, según la preferencia personal), cofre de recuerdos, donde poder depositar esas remembranzas que nos hicieron felices y poder volver a ellas cuando se requiera, teniendo presente que: “Recordar, es vivir”.
O dime tú, amable lector, apreciable lectora, si no dibuja una sonrisa en tu rostro el recuerdo de tu primer gran amor, o no quisieras edificar un monumento en el lugar de aquel maravilloso primer beso, conservar en un libro las maravillosas charlas que te han hecho crecer y ser quien eres, la satisfacción de hacer el bien y sacrificarte por los demás en silencio.
Durante el año que pasó, estuve en contacto directo con la malicia humana, el egoísmo, le vanidad, la envidia, el protagonismo, la hipocresía, los intereses ocultos, la maledicencia, la difamación y otros adornitos que las personas solemos portar. Bajezas que parecen sacadas de una pésima telenovela de tercera categoría, que se antojan fantásticas e irreales, impropias de un semejante.
Y a pesar de todo ello, afectivamente fue mi año más productivo, porque conocí, traté y aprendí a querer a muchas personas amables, sinceras, honestas, agradables, trabajadoras, puras, agradecidas, solidarias, respetuosas, justas y afectuosas, gente que cautivó mi corazón por su calidad humana y forman parte de mi acervo emocional para siempre.
Los unos y los otros, estamos juntos en esta venturosa oportunidad llamada vida y sé que todo es para nuestro bien. La existencia está compuesta de ciclos, éstos inician y terminan constantemente, lo importante es que al evaluar, el saldo sea favorable.
Este inicio de año, veo en retrospectiva y me siento, a pesar de los pesares, profundamente agradecida; con Dios, con la vida y mi prójimo. Creo que sólo es cosa de ver con objetividad y todos podemos encontrar muchas razones para amar y agradecer. De una actitud positiva y noble se obtiene lo necesario para emprender con nuevos bríos el año que inicia.
¡Feliz Año y a lo que sigue! El mundo no se detiene ni un instante por nadie.
Recuerden que la felicidad embellece: ¡Sean Felices!
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