Ordeña gratis en señal de protesta

El Universal, 30 de enero.- Hace días las pipas repartían agua. Ayer más de 15 mil litros de leche. Bertha Sánchez dejó la ropa a medio lavar, tomó su sombrero de palma con listón rojo y caminó hasta el Monumento a la Revolución para ver cuánta leche alcanzaba.

Ganaderos de Hidalgo, Puebla, Querétaro y otras entidades del país, llegaron el lunes a la Plaza de la República con 14 vacas y regalaron la ordeña en señal de protesta hasta pasado el mediodía del martes. Buscaban negociar el precio a 5.50 pesos, pues actualmente el gobierno se las compra a 4.70 pesos.

Formada desde las 11:30 de la mañana, Bertha Sánchez salió de la fila ya cerca de la una de la tarde con algunos litros de leche que le vertieron en una bolsa de plástico desde una pipa proveniente de Hidalgo que llegó en punto del mediodía, pues sólo durante la mañana se regaló la que se ordeñó de las vacas que se instalaron con todo y sus pacas de alfalfa seca en la explanada del monumento a la Revolución.

“Tengo que regresar a acabar”, dijo la mujer de 75 años, quien trabaja en la colonia San Rafael lavando y planchando ropa ajena, pero que obtuvo permiso para ir por leche al escuchar la noticia a través de la radio.

En la fila de espera, predominaron los adultos mayores y mujeres con hijos pequeños que viven en colonias cercanas.

Sin embargo, también hubo quienes venían desde Ecatepec, en el estado de México o de la delegación Iztapalapa con cubetas, garrafones y botes que almacenaban pintura por unos cuantos litros del lácteo.

Además se vieron beneficiadas algunas personas de capacidades diferentes, como Salvador Pérez, quien, acompañado de su sobrina y las amigas de ésta, fue recibido antes que todos.
Guiado por un bastón metálico, una guitarra rústica colgada a la espalda, con la que se gana la vida cantando en el Metro, y una cachucha colocada con la visera hacia atrás, recibió en varias bolsas su dotación, la cual llevaría —dijo— a su tía de 93 años hasta la colonia Fuego Nuevo, en Iztapalapa.

La casualidad también ayudó, pues Margarita Hernández García “tenía siglos que no venía para acá”, pero como tuvo cita con el dentista, aprovechó la cercanía, consiguió unos tres litros de leche y se ahorró los 33 pesos que le hubieran costado en el “súper”.

Alrededor de las 2:00 de la tarde, en la Secretaría de Agricultura, la negociación logró la promesa de diálogo para el lunes, mientras la fila las señoras planeaban hacer panqués con la nata que saliera después del hervor de la leche que los hijos de los ganaderos repartían mientras cantaban al grave unísono “no vale nada la leche, la leche no vale nada...”.

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