Por Juan Flores García
Acaba de pasar por la tele una de las películas antiguas de las buenas de a deveras, de aquellas que ya hace medio siglo veíamos, todos cómodamente sentados en aquellos cines de antes, comiendo semillas de calabaza tostadas que comprábamos a la entrada del cine. Ya después comíamos palomitas y todo lo que nos vendían en el estanquillo.
Como todo esto ya lo habíamos relatado, de todos modos lo hacemos para acomodar con la antigüedad de estas cintas que se pasaban en aquellos tiempos en que sí nos divertían los cómicos, pues tan sólo con la sencillez que hablaban ya estábamos riéndonos, con mayor razón en esta película en la que trabaja el número uno de los cómicos, Mario Moreno “Cantinflas”, cuando apenas empezaba, acompañado por Manuel Medel.
Aunque el tema de la película es la revolución, tiene de todo. Que la fiesta porque vuelve el general levantado, vestido de charro, las cancioneras, el mariachi, la comida con aquel famoso mole y la sopa de arroz. Bajando la comida con aquel sabroso pulque del tierno o del fuerte. Esta era la bebida usada en las fiestas.
No falta la autoridad que es la invitada en la persona del presidente municipal y sus allegados. De cajón tenemos a la muchacha y su pretendiente que tienen dificultades para verse, para colmo de males, el general anda maloreando a la muchacha queriendo que sea su novia. También el enredo que hacen los capataces con la cocinera que los dos la pretenden y se pelean por ella. Para saber a quién prefiere de los dos, proponen que se lleve a cabo una fiesta de toros para lidiar unas vaquillas y ver cual lo hace mejor. ¡Y comienza la fiesta¡ Salen al ruedo de la plaza la autoridad y demás que lo acompañan y que se sienten en la gradería de honor. Esperan divertidos que de comienzo la toreada, sale la vaquilla y ¡a darle que es mole de olla! ¡Allá van con sarape en mano a sacarle pases al animal!
Y hay que ver que Cantinflas y Medel se la rifaban bien para el toreo. Son cómicos de todo a todo y que entre buen paso y un descuido les dan su revolcada o caen con todo y animal sobre ellos, quedando como Dios les dio a entender y los sacaron en camilla.
Eso era diversión sana para niños y mayores que a todos nos gustaba. Seguimos viendo en la película que no falta como dijimos, los intereses políticos, la pobreza del campesino que en los potreros andan arando con las yuntas de bueyes y sembrando los peones a tapa pie tirando la semilla, para esperar en la voluntad de Dios, que les mande un buen temporal.
Total que para hacernos la vida liviana, había estas películas con esos detalles que aunque al final de esta película el tal general y su gente se regresan a la bola y los dos que se disputaban el amor de Chole que así se llamaba su dama, se van también como buenos amigos a los cocolazos. Así que poniendo a cada quien en su lugar, ponemos a estos artistas en la tarea de divertirnos y nosotros a gozar.
Sólo que estas películas ya casi no las pasan por la tele, allá en algún canal y al medio día se ocupan en poner alguna. “Así es mi tierra”, nos recuerda que aunque ya no hay en el campo aquel sabor a tierra limpia que iba removiendo la yunta de bueyes, sigue siendo en algunos lugares de nuestro estado y hasta en Tepa, típico el ambiente de fiesta.
Pero no hay como ponderar todo aquello que en esa película nos revive el deseo de que aunque fuera poquito tuviéramos oler a campo como en este mes que desde lejos olíamos ese aroma tan especial de la Santamaría. Esa hierba que es tan original para adornar los carros con la trenza que hacíamos con ella y dábamos vueltas al derredor de la plaza con nuestras muchachas bien catrinas con su rebozo, recibiendo las serpentinas que las tirábamos y los puños de confeti. Ese combate de flores que por eso se llamaba así, porque se tiraban flores a las muchachas al paso encontrado de los carros. Pero eso pasó a la historia, ojalá esas viejitas películas se conserven y nuestros suspiros por el ayer que vivíamos con el corazón lleno de risa y alegría que sentimos los que vimos esa película titulada “así es mi tierra”. Porque nos hace decir que así fue Tepa en el tiempo.
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