La plaza Tepeyac

Por Juan Flores García
jofloreso@prodigy.net.mx


El terreno que actualmente ocupan el kínder Tepeyac y el Centro de Salud, desde los años sesentas, ha sido conocido, primeramente como Plaza del Tepeyac, en el año de 1897. Fue un espacio destinado para un lugar de diversión, siendo Presidente Municipal Francisco Curiel, quien para que fuera utilizado, (ya que era un terreno baldío), presentó un presupuesto para “mejoras materiales”, haciendo el gasto de la partida para la construcción de una noria ubicada en la esquina al poniente al lado del Santuario.

Esta noria era necesaria para el uso del lugar; ya construida y con abundante agua, se hizo una cañería para conducirla a la plaza principal y se construyó también la barda con un costo de $354.83 pesos, importe de lo gastado en la construcción de la noria y barda de la plaza del Tepeyac que se le entregó al Munícipe Dr. Plácido Padilla Romero.

Así fue como a cuatro años de estar en servicio el culto en el Santuario hubo un lugar de distracción, la Plaza del Tepeyac, conocido después como la Plaza de Guadalupe, y después la Plazuela del Tepeyac, viendo hasta su destrucción dos remodelaciones, una en el año de 1933 por el entonces Presidente José María Arias y en 1941 por Jesús Padilla Aldrete. Este lugar lo disfrutamos varias generaciones.

La juventud no es una etapa de la vida, es un estado mental. En el interior de cada corazón hay una cámara de registro, mientras ésta reciba mensajes de belleza, esperanza, alegría y coraje… mientras eres joven. Por eso con este pensamiento alentado por sus palabras, seguimos narrando los acontecimientos que son la historia de nuestra tierra querida tomando de aquí y de allá los datos que nos transmitieron nuestros abuelos, nuestros padres y los que de la vida hemos conocido.

Estos acontecimientos llevados a cabo para bien de la sociedad, para los niños, para disfrutar de un sano crecimiento, para tener en cuerpo sano, mente sana, por la cercanía del templo donde recibíamos atención religiosa impartida por el sacerdote y el grupo catequista. Dando cuenta del templo diremos que la pared de la capilla que veía a la plazuela, permaneció sin enjarre durante todo el siglo XX.

Descansan en paz las almas de nuestros amigos investigadores Dr. J. Jesús González Martín y Profesor Heriberto Alcalá que se ocuparon en escribir sus crónicas y son parte principal de la historia de nuestro Tepa. De ellos sabemos parte del contenido de los archivos tanto parroquial como municipal. Así damos razón de esta rústica obra que su inicio lo fue dada la época, pues no había grandes ambiciones en los niños, ni el presupuesto tan amplio para una construcción con más comodidad, su espacio brindaba el recreo necesario de entonces que permaneció activo con las mejoras señaladas hasta los años sesenta. Sin duda se pensó que dado el avance del progreso y la ubicación del terreno se optó por utilizarlo para los servicios que brinda actualmente.

En cuanto a la educación se refiere, el kinder ha recibido a varias generaciones de pequeños que han pasado por esas aulas con risas y lloriqueos, aprendiendo de sus abnegadas que les brindan amor y les infunden confianza y compañerismo y la más elemental de la educación. El centro de Salud cumple con su cometido. Su instalación fue apropiada en ese lugar ha beneficiado con su atención médica a miles de enfermos. Así a este lugar se le dio doble utilidad, cumpliendo con ambos cometidos. La enseñanza y la recuperación de la salud especialmente a los más necesitados. Y por eso decimos que así fue Tepa en el tiempo.

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