¿Hasta dónde es cierta la influenza porcina?


Por Rubén Arias Barajas


Vaya para Ustedes el saludo semanal de costumbre.

En estos días, no hay otra cosa de qué hablar, si no es de la famosa Influenza Porcina. Ve uno en la calle a la mitad o más de los transeúntes caminando con el clásico cubre bocas y la mirada de desconfianza y temor es evidente. Tratar de saludar de beso, ni pensarlo, de mano, sólo a veces y hablando guardando una distancia más que prudente.

Estas son las actitudes de los últimos días. Paranoía, psicosis, exageración, temor fundado, precaución, aislamiento, rehuir a las reuniones donde se congregue un grupo numeroso de personas y los noticieros nacionales y regionales, duro y dale con las recomendaciones de lo que hay qué hacer o no hacer.

También la común es recibir en catarata noticias de más de l00 muertos ocurridas la mayor parte en el Distrito Federal, pero otras más en Veracrúz, que Oaxaca, San Luis Potosí, Nayarit y sin embargo, ¿ha notado Usted que esos muertos “no tienen nombre ni apellido”?. No hay entrevistas ni siquiera con sus familiares que pudieran narrar la forma como se contagiaron y de qué manera fueron atendidos, en qué lugar, con qué medicamentos, cuánto tardaron en acudir a pedir apoyo médico ni nada de eso.

Cifras oficiales de muertos, atribuidas a la Influenza, se dice que están documentadas oficialmente sólo 7, también sin nombres ni detalles más abundantes que nos den una idea más clara de lo que les ocurrió. Enfermos, se dice también que ya hay muchos, pero solo son sospechosos de tener el virus de la Influenza Porcina, no está debidamente comprobado con análisis de laboratorios que lo demuestren.

Rumores, chismes, cuentos. Todo se ha dado en esta crisis en la que estamos viviendo y la gente más ignorante, sigue viviendo con el temor reflejado en el rostro, de que pueda contagiarse y morir de esta enfermedad, cuando ya se ha hablado hasta el hartazgo de que dicho virus no produce una enfermedad mortal si se atiende tan pronto se sientan los síntomas que dicen identificarlo y no se automedica el enfermo.

Mientras tanto, los efectos económicos de éste asunto, nadie que yo conozca los ha medido o difundido. El cierre de los estadios, museos, parques, centros de diversiones, antros, casinos, restaurantes, cafeterías, donde gran cantidad de gentes se reúnen para satisfacer sus necesidades de entretenimiento o de alimentación y diversión y que generan una gran cantidad de dinero por su consumo.

La pérdida de tiempo y de dinero por la suspensión de las actividades en todas las instituciones públicas o privadas del ramo de la educación en el Pais, y otras pérdidas millonarias por la mala imagen de México ante el mundo y la cancelación de turistas visitantes a través de líneas aéreas, barcos y demás, todo junto, seguramente reuniría una cantidad bastante respetable de dinero que no se ingresará.

Claro, se dirá que ante la inminencia de una epidemia como la que se nos habla, pues es pecata minuta lo que en este momento ocurra económicamente hablando y de ser cierta la proporción y magnitud de lo que pudiera pasar, por supuesto que se justifica lo que se está haciendo. A lo que yo me quiero referir, es que la información es abundante pero poco precisa.

Hay, como siempre, mal pensados que dicen que es una trama al más alto nivel político, para distraer la atención de la gente en relación a asuntos del narcotráfico y delincuencia organizada que cubrián las páginas de los diarios y de los noticieros nacionales y regionales y de los cuales en éste momento ya ni se habla. Como si ese flagelo hubiera desaparecido como por arte de magia de las calles de las ciudades y poblaciones de este país tan aquejado por tantos males.

El desempleo, el sub-empleo, los malos salarios, la inseguridad pública, las extorsiones, chantajes, secuestros y crímenes que se cometen diariamente, no es que no están sucediendo. La delincuencia no se ha tomado vacaciones y seguramente tampoco estará alarmada con el virus de la Influenza Porcina. Ellos siguen trabajando en sus ilícitas actividades, la diferencia, es que ya no se habla de ello.

En año de elecciones, tampoco falta quien malpiense en el sentido de criticar que las acciones del Gobierno han sido tardías. Que no se está preparado realmente en muchos sentidos, para que si la crisis de salud fuera cierta, poder atenderla en la medida y proporción necesarias. El IMSS por ejemplo, junto con el ISSSTE, son instituciones que ni en tiempos normales, han podido dar el servicio requerido cotidianamente por sus derecho-habientes. ¿Cómo pensar ahora que si podrían atender una emergencia de tal magnitud, si no pueden con el paquete que tienen en el día a día normal de necesidades?.

En Arandas, por ejemplo, el 70% de la gente que ve uno en la calle, porta su cubre bocas. Otros escépticos como yo, al no conocer de casos en Jalisco de la presencia del Virus, transitamos normalmente por aquí y allá. Pero la actividad económica se fue al suelo. Restaurantes y cantinas cerrados, cancelados bailes y fiestas. La feria de Abril que se lleva a cabo en honor a San José en el Parque Hidalgo, fue suspendida en su aspecto pagano, pues terrazas, juegos infantiles y demás vendimias que había, fueron cancelados y desde éste martes, ya se retiraron.

Sin embargo, qué paradoja. El templo de San José que puede congregar a varios cientos de personas en su interior al mismo tiempo, no suspende los actos litúrgicos ni las peregrinaciones que congregan a miles de personas, con el consabido riesgo de contagio que las Autoridades Federales pretenden contener o evitar. Todo eso seguirá adelante.

¿México surrealista no?

Nos leeremos en la próxima entrega.

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