¿Quieren que les cuente un jueves?

Por Georgina González Ontiveros
Desde ESPNdeportes.com

Ya sé que dijeron "nooooo" pero ahí les va: después de pasar un miércoles muy divertido en el Azul viendo ganar al Atlante -¿quien diría que sería el último que podría verse comprando un boleto en la capital del país?- el jueves por la mañana fue sumamente atareado: hubo mudanza de oficina -ahora tenemos "vista al mar"- y un retraso impresionante. A la tarde, antes de salir con el firme propósito de escribir la triste historia del Cruz Azul en el cielo con diamantes, ¡pum! una puerta me atacó, me dejó un mareo de varias horas, aderezado con canciones para un funeral de New Orleans cortesía de Louis Armstrong (una combinación pachecona), y se acabaron los planes de renovar este humilde blog.

Explicado, pues, por qué no apareció mi peculiar crónica de la final de ida de la Liga Concacaf -en la que a la Máquina le iba muy mal pero al Atlante sólo lo salvaba el primer tiempo y lo mejor de todo había sido la porra cementera y el reloj que sólo marca 40 minutos- llegó el viernes influenzable: las escuelas estaban cerradas. A la una, más o menos, llegó el primer rumor, los partidos de la fecha 15 podrían suspenderse o jugarse sin público. Por ahí de las cuatro se confirmó que la copa mundial de clavados FINA que se llevaba a cabo en el DF se había hecho a puertas cerradas. Los correos sobre las actualizaciones de la epidemia de influenza iban y venían y aunque yo pedí que no la nombraran "epidemia", pensando ingenuamente que si no la nombro, no existe. Pero sí existe y detuvo a la ciudad.

Cerca de las ocho de la noche del viernes fue oficial: CU y el Azteca no tendrían afición. El sábado mismo se supo que el Hidalgo, en Pachuca, tampoco. Además de tener que buscar fotos de los estadios vacíos -que eran realmente escasas- publicar ese tipo de noticias es realmente desalentador, sobre todo cuando uno vive en esa misma ciudad que ahora todos señalan casi como maldecida, una epidemia y un temblor después. Las bromas no faltan, claro, la cumbia de la influenza tampoco. Las teorías locas para pasar el rato sobre que nadie puede meter una tamal dentro de un pan, comérselo y quedar impune o sobre que nadie puede estar de acuerdo con el lema "ódiame más" y salir bien librado, tampoco. El hecho es que hay una epidemia y una paranoia que jamás había visto en mis 32 años.

El saldo hasta el lunes por la noche es que Atlas entrena en privado y Toluca jugará sin afición y Cruz Azul también. La Liga Concacaf también aplazó su final y así la agonía de la Máquina -y de Galindo, de paso- será aún más larga. El martes la Federación decidió que el resto de los partidos tampoco tendrán público. Las pérdidas por el boletaje caído son cuantiosas, igual que los otros negocios que no han abierto o que no han tenido personal porque los niños no tienen clases y las guarderías también están cerradas, pero los partidos no pueden detenerse porque están a final de torneo. ¿Los salvará la televisión?

Para todos aquellos que se preguntaban si el fútbol era espectáculo, deporte o negocio, están a punto de saber la respuesta.

Comentaristas superstars

Mi crónica del partido Cruz Azul-Atlante tenía una foto que no puedo dejar de colocar aquí, aunque no haya crónica: es la imagen de los aficionados buscando una foto de sus ídolos. En el Azul la afición se dividía en los que apoyaban a los visitantes y los que apoyaban a los de casa, aunque éstos últimos estaban a punto de cambiarse de bando o, por lo menos, de reclamar de muy mala manera a su equipo que parecía que tenían sólo una indicación en la cancha: "amontónense". Pero al final cruzazulinos y atlantistas coincidieron en una cosa, saludar a las estrellas.

Cuatro comentaristas de ESPN narraron el partido: el Ruso Brailovsky, Ciro Procuna, Heriberto Murrieta y Felipe Ramos Rizo. De haber sabido lo buscados que son por la afición habría ideado desde antes el negocio de ponerlos a firmar un ciento de hojas y vender los autógrafos. Los aficionados no pararon de pedirles fotos y firmas, felicitarlos o regañarlos por asuntos deportivos de hace muuuuucho tiempo. Lo bueno es que los colegas no se negaron a pesar de que seguían narrando las impresiones finales del juego. Gajes del oficio.

Las otras González Ontiveros

Las chivahermanas, mejor conocidas como "la de la izquierda y la de la derecha", agradecen públicamente los piropos y las flores y, sobre todo, que nadie se haya pasado de lanza con algún comentario de mal gusto. A los únicos que no agradecen son a los Pumas que tuvieron a mal, según ellas, empatarle a las chivitas en la fecha 15 y lo único que las hizo olvidar fueron las fabulosas fiestas de Tepabril.

Yo sí agradezco a los Pumas porque me dieron un acierto en la Quiniela Dulce, que esta semana estuvo muy pobre.

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