Se acabó lo que se vendía

+ La influenza echó a perder la feria y la Expo Ganadera

+ Caras largas y nerviosas, oyendo que ya todo se había terminado


Por Flavia Bustamante

El lunes con la decisión de que los alumnos ya no asistieran a clases se corría el rumor de que se suspendieran las fiestas, pero era sólo eso, un rumor.

Se oía por ahí decir: ¿es cierto que van a suspender las fiestas?, ¿qué sabes de eso, Flavia?

Bueno, no sé más que ustedes. Me dije: mejor me voy a la Expo a preguntarle a Chamano (su presidente) que qué pasaría, si es cierto todo.

Almorcé lo más rápido que pude porque antes estaba el recorrido del Señor de la Misericordia y al rato pasarían mis cuñadas por mí. Por cierto, estuvo muy bonito, los carros estaban mejor que el año pasado, sobre todo el del Señor y lo más importante, fue rápido, porque el calor estaba bastante pesado.

Ya de ahí, pudimos ir a la Expo, mientras ellas se quedaron con sus amigos, yo me fui en busca de respuestas. Ahí estaba Servando y le pregunté si eran ciertos los rumores. Él dijo que por el momento no, que todo seguiría normalmente y que ya mucha gente se le había acercado por lo mismo pero que en tanto y en cuanto no hubiera una disposición oficial que impidiera que los eventos se llevaran a cabo, la fiesta continuaría.

Busqué a mis cuñadas y les fui con las buenas nuevas. Viendo que todo seguiría bien, ellas quedaron en verse al día siguiente en la Expo y yo imaginándome que se venía lo mejor de las fiestas en la Ganadera. Y como dice el Chapulín Colorado, no contábamos con la astucia del góber y su decreto.

Al día siguiente, martes, nos llega el dato de que hay sesión extraordinaria, para anunciar que se suspenderían las fiestas. No entendí bien eso de que se hiciera una sesión para votar nada porque el decreto ya estaba y era muy claro: “… se ordena la clausura temporal de lugares de esparcimiento o centros de reunión en el estado de Jalisco” y bla, bla, bla.

¡Pobre Chamano! Fue debut y despedida. En la sala de regidores el calor era insoportable, ahí estaban todos, el presidente obviamente, los regidores, los medios, los concesionarios, todos nerviosos, con sus celulares hablando a quién sabe quién pero contándoles que no había forma de arreglar nada, que las fiestas se terminaron. Algunos pensaron que había posibilidades de que se suspendieran por un tiempo nomás, no que las cancelarían.

Ya triste, le pasaba a mi cuñada por mensaje de texto que se terminó todo y me fui a casa a almorzar. Luego, mi esposo me llevó a la Expo y allí me quedé por unas cuantas horas.

Al llegar fui a las oficinas y pero no se podía entrar porque estaban todos los expositores, dueños de stands, trabajadores, recibiendo las noticias de parte del presidente la Expo, quien se veía afligido, nervioso; había hasta personal de seguridad ahí por las dudas se molestara la gente y reaccionara de mala manera, pero la gente lo tomó bien a pesar de todo.

Quería tomar algunas fotos pero me pareció que tal vez alguien se molestaría, sobre todo porque había tantos “empistolados”, pero al parecer sólo estaban por las dudas. Mejor me fui a recorrer los puestos de comida y ver qué pasaba por ahí, cómo se lo estaban tomando.

Me encontré con Mario, de Guanajuato que me contaba que no podía estimar cuánto perdería él al cerrarse tantos días antes la Expo porque no contaba con eso, a ellos siempre les iba bien ahí y por eso otro año más habían apostado a la Ganadera, estaba preocupado porque a lo mejor no le recibían los refrescos desempacados y puestos en el refrigerador, y no sabía qué haría con la comida. Así como él, estaban muchos a esa hora sin embargo comprendían que no dependía ni de la comisión de la Expo ni del presidente municipal.

Y hablando de Roma… ahí se hizo presente Miguel Franco Barba, al parecer fue a ver cómo estaba todo por la Ganadera. Conversó con Chamano y luego fue a recorrer la Expo bien custodiado, aproveché y le pregunté si podía tomarle una foto y me dijo “¡Claro mija!” y hasta su guardaespaldas sonrió a la cámara.

Ya terminada la reunión en las oficinas, sale Servando y le pregunto que cómo estaba y él respondió: “triste y apurado”. Nomás eso me dijo, y se le notaba en el rostro, desencajado, se le notaba a simple vista que así era.

A todo esto, ya comenzaban a desarmar y cargar las mercancías. Por suerte, mientras esperaba que todo terminara, me quedé con Mauricio, amigo de Gaby y furor de El Res-balón, quien tenía muchas admiradoras que a diario lo rondaban. ¡jajajaj! Pobres, más de una al enterarse habrá dejado de alisarse el cabello y guardó sus ropas “sexosas”, como dice mi cuñada. ¡Lástima! Y como dicen las tapas de refrescos en algunas promociones: “siga participando”.

Qué bronca me dio no haber ido el lunes a la noche a la Expo, supongo que como yo otros habrán pensado lo mismo. Pero no importa, será hasta el año que viene, espero que mi hermana pueda venir de Argentina para esa época y nos iremos de fiesta a la Expo, donde está el mejor ambiente a que pruebe una michelada y con suerte hasta se consigue un novio bien guapo.

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