Un certamen menos frívolo

+ Más que criticar, la gente va a apoyar su favorita

+ Pero con calma porque al otro lado están en misa


Por Fabiola González Ontiveros


Solamente he ido a un certamen en mi vida, el de Señorita Tepabril del año 2006, cuando ganó Marisol. Realmente no fui por ninguna de ellas, es más ni las conocía… sólo fui porque en ese entonces me gustaba mucho Yahir y justo como si lo hubiera pedido fue el artista invitado esa noche.

No me gustan los certámenes de belleza, siempre me ha parecido algo demasiado frívolo juzgar el aspecto de muchachas que a veces están tronquísimas como se dice aquí, o que no tienen ni tantito cerebro pero sólo porque están bonitas se les abren las puertas.

Este fin de semana me tocó ver algo diferente.

Para comenzar la historia desde el principio una de mis mejores amigas nos salió con la sorpresa de que iba a participar para Señorita Juventud, que porque la habían escogido del grupo donde pertenece, las famosísimas Pandillas de Amistad de la parroquia, y ella dijo que sí, nomás para ver qué pasaba.

Gachamente y como nos llevamos inmediatamente le dijimos que íbamos a ir sólo a burlarnos, aunque no era cierto y sólo lo decíamos para hacerla enojar.
Resulta que para ese concurso varios templos mandan a sus representantes, y por la parroquia de San Francisco le tocó ir a mi amiga, el evento iba a tener lugar en el auditorio del templo del Cerrito, este domingo que ya pasó.

Nunca había visto un evento de esos desde el otro lado, siempre una historia tiene dos versiones, y ahora me tocó conocer la otra, en la que las concursantes están nerviosas por no equivocarse, preocupadas por el jurado que lo único que tiene que hacer es señalar los defectos y sacar a la más mejor o la menos peor como vulgarmente se diría.

Tengo la opinión que tengo porque sobre todo aquí en Tepa, la guerra es mujeres contra mujeres, porque si una ve a otra como ejemplo con una blusa bonita, en lugar de decir “ay mira qué bonita blusa tiene esa muchacha” dice “maldita vieja mendiga ¿ya viste su blusa? No importa se me vería mejor a mi” Luego luego la envidia salta, y aquí las muchachas que son bonitas y conocidas (que eso es muy probable porque en este pueblo todo mundo es familia) son de lo más creídas, sienten que están hechas a mano y que todos deben sentir admiración por ellas, lo digo porque me ha tocado ver muchísimas muchachas así.

A mi amiga no le importaba mucho ganar, bueno ya si ganaba pues mejor aún, pero ella sólo había aceptado por andar en el desmadre, ya que ella anda en todos lados por el puro chisme y es muy divertida.

Mis amigas y yo nos vestimos de color fucsia, que era el color de su porra; hicimos letras grandes para levantar su nombre en el evento, sus papás hicieron letreros y llenaron latas con frijoles para hacer mucho ruido… total, el chiste era apoyarla haciendo desmadre.

Lo malo fue que como el templo estaba separado del auditorio sólo por una pared, y había misas celebrándose del otro lado, nos dijeron que de 6 a 7 no se podía hacer ruido, de 7 a 8 sí y de 8 a 9 ya no. Se supone que la cosa iba a dar inicio a las 6 de la tarde, pero para no perder la mala costumbre empezaron casi a las 7.

Las muchachas estaban muy nerviosas, pero igual salieron al escenario a bailar “la Guadalupana”, una versión jodida y deformada de la original, ésta la cantan Emmanuel y Alexander Acha, que cantan muy bonito pero el sonido es lo que no queda. Cómo se atreven a hacer los arreglos para reggaeton de una canción que se supone que si es religiosa debería ser, si no solemne, por lo menos no una nacada como es este género. ¿Que es para que pegue la canción y todo mundo la cante? Hay límites. Por ejemplo el coro del Espíritu Santo es muy bonito, conformado por jóvenes que cantan y tocan el pandero o la guitarra. Un día se les ocurrió meter una batería al coro, parecía concierto en lugar de misa, ya no la tocan y en su lugar usan tamborcitos de esos como los que se usan en las batucadas (busqué el nombre pero no lo encontré), volvió a ser bonito, algo serio sin volver las canciones duranguenses, rancheras o reggaetoneras.

Bueno dejando de lado el baile ese, comenzaron las presentaciones y todo el show, y más bien parecía una guerra entre todas las porras que había, pero a cada rato nos mandaban callar desde el templo, que porque estaban en misa y se oía el escándalo.

En los ratos que sí podíamos hacer ruido fue un verdadero desmadre, gritando y apoyando a las candidatas, y ya cuando los jurados iban a deliberar se armó bien duro el relajo, de alguna otra porra traían, igual que en el Espíritu Santo, un tamborcito de batucada y parecía desfile, estaban por todo el auditorio tocando y cantando, y todas las porras se unieron, ya no para gritarles a sus candidatas, sólo por el hecho de divertirse; fue algo que me gustó mucho, ver todo el espíritu de los jóvenes vivo, riendo a carcajadas y haciendo ruido sólo por la cura.

Al final de cuentas no ganó mi amiga, pero podría asegurar que absolutamente todos en el auditorio se divirtieron, o aunque sea más de una vez se les escapó una sonrisa.

Ese evento no tuvo nada que ver con los certámenes normales, que sólo sirven para criticar y encontrar a la que finja mejor ser perfecta.

Ojalá así fueran todos, sólo por pasar un buen rato.

Publicar un comentario

0 Comentarios