Dos escenarios hay en el horizonte de la transición de la administración municipal que se dará el último día de este año. Uno es que se desarrolle con toda normalidad y para esto se haría un trabajo conjunto entre los equipos entrantes y salientes representados por Cecilia González y Miguel Franco, respectivamente. El otro escenario, en cambio, pinta una entrega-recepción llena de raspaduras, aunque lo peor no sería eso sino lo que vendría después.
Cecilia González ha dicho que ya sostuvo sus primeras pláticas con el actual alcalde Miguel Franco Barba, para plantearle que se haga una transición lo más sana posible y sin ninguna clase de incidentes, ante lo cual el edil ha mencionado que pondrá de su parte para que así sea. Manifiesta también Cecilia que si hay malos manejos o desvíos de recursos de parte de los que ahora todavía tienen algún cargo en el ayuntamiento, eventualmente saldrán a la luz y buscarían que se castigue al responsable; sin embargo la priísta confía en que los que laboran actualmente en la presidencia no incurran en este tipo de faltas y por lo tanto no se hagan necesarias las eventuales sanciones o acciones penales.
Respecto al otro escenario, fuentes allegadas señalan que Arturo, que ya volvió a su cargo de oficial mayor, a fines del año despediría a varios empleados municipales, con la intención de que estos posteriormente demanden al ayuntamiento y le toquen esas broncas nada menos que a Cecilia y su equipo de gobierno. Este posibilidad para mi gusto es muy remota, pues Arturo el próximo año va a ser regidor y aunque gozaría de fuero ante una eventual responsabilidad penal, sí se desgastaría enormemente su imagen y sería la tumba de sus futuras aspiraciones políticas.
Lo que sí es un hecho y las mismas fuentes lo señalan, es que hay una gran metralla dentro del panismo. Tal parece que los arturistas están muy molestos, no nomás contra el grupo del Yunque, sino también con el mismo presidente municipal, a quien le echan gran parte de la culpa de la derrota electoral del PAN en Tepatitlán.
El pleito con el Yunque, como se ha señalado ya, radica en que sus representantes, al verse perdidos en las internas del PAN a principios de año, en venganza decidieron dar su apoyo al PRI y ofrecerle su plan de campaña y sus métodos para lograr el voto de la gente que normalmente lo daba a favor del blanquiazul. Hasta se dice que la Iglesia operó a favor del PRI.
El reclamo al alcalde por parte del candidato de su partido, fue que el edil con sus acciones y omisiones erosionó el voto panista, factores como las declaraciones a veces poco afortunadas y la poca difusión de obras es lo que supuestamente tiene enojados a los arturistas. Además el pleito sería también contra el presidente del partido y secretario del alcalde, pues nunca se habría preocupado de asesorar a Miguel Franco en ese aspecto.
Puede hablarse de que en este momento el PAN está dividido en tres partes (y no es
Pe, A y Ene); una son los yunques que lograron su cometido de haber derrotado a Arturo y que quizá a cambio de eso esperan a que el futuro ayuntamiento les devuelva el favor. La otra parte son los enojados arturistas que seguramente no se quedarán con los brazos cruzados, y como puede ser que tomen las acciones como las que mencionamos arriba u otras aún desconocidas, o quizá no hagan nada y se dediquen a reconstruir el partido y mientras ser una oposición en el cabildo.
La tercera parte sería la del alcalde y todos aquellos que se sientan aludidos por la ira de los perdedores. Este grupo quizá se vaya a cuidar del posible trancazo que venga de sus mismos compañeros e irse a descansar el próximo 31 de diciembre.
Qué tan cierto sea todo esto, ya se verá en los próximos días; hay que aguardar las designaciones para el próximo trienio y ver la reacción de los panistas y el pueblo en general. Creo que de los nombramientos que haga el nuevo ayuntamiento depende que Arturo emprenda alguna acción o no, así como los yunques que verán si fueron correspondidos o no con el favor que hicieron y si finalmente les resultó la jugada que planearon desde aquel día en que perdieron la interna.
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