Música y fiesta con Cecilia y el PRI, velorio y caras largas en el PAN

+ Los nervios fueron cambiando a sonrisas luego del canto electoral

+ Ventaja abrumadora e irreversible; sólo González Arana no lo aceptaba

Por Alejandro González Ontiveros.-
Gustavo Gutiérrez, coordinador de la campaña, y Alfonso Gutiérrez, marido de Cecilia, no podían ocultar su nerviosismo, o quizá era la incredulidad, pues desde días antes varias encuestas habían coincidido en que la priísta ganaría los comicios por una proporción de 60 a 40, pero si se ganaba por al menos unos 1000 ó 2000 votos de diferencia sería un gran logro.

Solamente Rafael Vargas desde que me vio me dijo categóricamente “Vamos a ganar, ya vas a ver en la noche”. -Bueeeno, ¿y cómo a qué horas saben cómo quedaron los resultados? –pregunté. “Ya en la noche como a las 6 se empieza a saber”.

Así nos fuimos de la casa de campaña de Cecilia González. Eran más o menos las 4:30 de la tarde del pasado 5 de julio y los priístas estaban en ascuas; de hecho así estaban desde la primera vez que los vimos al mediodía cuando encontramos a Cecilia votando en el auditorio Hidalgo.

Por lo menos tenían el sentimiento a flor de piel, a veces bueno y otras veces malo. Los del PAN nunca se dejaron ver, quizá por cábala o porque ya les latía lo peor, pero sospechosamente no se sabía nada de ellos. Cuando le dije a Gustavo González Godina: “oye, de los del PAN ni sus luces”, él me dijo: “es mala señal, de seguro ya temen lo peor…”

Ya más tarde, el sol comenzaba a ocultarse y se hablaba de que iba a aparecer la luna tricolor, pues al llegar al IEPC los famosos “cantos” del PREP daban una y otra vez el gane a Cecilia, sin embargo en este lugar apenas se informaba de las primeras casillas y preferí acudir a otra fuente, así que le llamé a Alejandro González, quien todo jubiloso, al otro lado de la línea me dijo que la tendencia ya era irreversible a favor de ellos.

“¡Acá te esperamos Gus, nos vamos al comité a festejar!”, terminó por decirme Alejandro. Me fui a mi casa a actualizar la página web de 7 días con la nota del triunfo de Cecilia y de paso hice algunas otras llamadas para informar lo que había pasado en Tepa.

Después llego a la sede municipal del PRI y todo era música, alegría y festejos. Cecilia no se daba abasto para abrazar a todo el que se le acercara. Alfonso y Gustavo ya se veían más relajados y con la evidente alegría en el rostro. El triunfo había sido contundente, 26,199 votos contra 17,014 del PAN, casi 10,000 de diferencia. El contraste, en la sede del blanquiazul todo era caras largas y un velorio hubiera estado más animado y en la tele en vivo un incrédulo Jorge González Arana decía que preferían (los panistas) a que dieran los resultados oficiales y mientras no se daban ellos por derrotados ni a los priístas por ganadores porque además impugnarían por unas irregularidades que supuestamente observaron.

Pero como todos en el PRI estaban bailando, como el mismo Gustavo Gutiérrez que le dio una buena sacudida a su esposa al ritmo de banda, nadie se dio cuenta de lo que dijo González Arana; Cecilia seguía abrazando gente y en algunos ya se percibía un aroma etílico a pesar de la ley seca de ese día, pero bueno, ya faltaba un ratito para que acabara el día y además que en el PRI lo abstemio ya se les había prolongado por quince años y era justo ya un alipús por la victoria.

Al día siguiente, al llegar a la casa de campaña para concertar una entrevista con Cecilia, al primero que veo es a Rafael Vargas quien enseguida me dijo: ¿Qué te dije?, ganamos. –Pues sí, le atinaste. –Le respondí.

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