El Club de Tobi en el CUAltos

De pena ajena

+ Homenajeó a amigos, entre ellos a algunos escritores

Por Alejandro González Ontiveros

La idea original era buena, pero la ceremonia de entrega de reconocimientos a "escritores" alteños organizada por el Centro Universitario de los Altos terminó convertida en una charlotada y abaratando los premios, ya que varios que fueron incluidos en esta nominación, algunos de ellos simples escribidores (que no es lo mismo que escritores) recibieron el homenaje sin tener ningún mérito más que el de pertenecer a una especie de Club de Tobi universitario.

El acto empezó con el escritor Juan Ramón Álvarez, que trató de hilvanar elaborados galimatías para demostrar que al escritor alteño se le cuece aparte, debido a su herencia ibérica y a su profunda religiosidad, como si la sangre española y el fanatismo fueran factores que ayudaran a escribir bien.

Luego un escritor arandense de nombre Miguel García Ascencio, mencionó entre otras cosas que habría sido bueno que los organizadores, además de entregar reconocimientos, hubieran repartido entre los presentes algún libro con un compendio de obras de todos los que en ese día recibirían reconocimiento. Buena idea, aunque esto hubiera reducido notablemente el número de homenajeados, pues en el caso de algunos su única obra es la que realizan cada día en el baño de su casa.

Porque hubo varios homenajeados de quienes se ignora por completo cuáles han sido sus escritos y en dónde han sido publicados, que son conocidos, sí, pero por escribir ignorando las más elementales reglas de la gramática y la ortografía. Si esos son para el CUAltos los "escritores" de más valía en la región alteña, ¿cómo estará en estos momentos el nivel cultural de dicho centro universitario?

Lo anterior hizo que se acorrientara esta entrega y le quitara brillo al reconocimiento de personas que de verdad se han destacado por desarrollar un oficio con las letras, como don Luis Gutiérrez Medrano, el licenciado Cayetano Casillas, Francisco Gallegos, don Juan Flores, Bulmaro Castellanos y otros más que de verdad merecían el homenaje.

Por beneficiar a una camarilla de escribidores (algunos de los cuales -los menos- desarrollan esta actividad con las patas), amigos de funcionarios del Centro Universitario de los Altos, se echó por tierra la buena intención de reconocer a verdaderos artistas de la región.

Y no respiro por la herida, porque yo no soy ni escritor ni alteño, así que nunca esperé ni esperaré jamás recibir un reconocimiento por intentar redactar alguna nota o comentarios, y menos aún de estos homenajeadores del CUAltos. Nunca una obra se acredita tanto de mala, como cuando la aplauden los necios, dice Tomás de Iriarte en una de sus fábulas literarias llamada:

El oso, la mona y el cerdo

Un oso con que la vida
se ganaba un piamontés,
la no muy bien aprendida danza
ensayaba en dos pies.

Queriendo hacer de persona,
dijo a una mona: "¿Qué tal?"
Era perita la mona
y respondióle: "Muy mal".

"Yo creo, replicó el oso,
que me haces poco favor,
¿pues qué mi aire no es garboso?,
¿no hago el paso con primor?"

Estaba el cerdo presente
y dijo: "Bravo, ¡bien va!,
bailarín más excelente
no se ha visto ni verá."

Echó el oso, al oír esto,
sus cuentas allá entre sí,
y con ademán modesto
hubo de exclamar así:

"Cuando me desaprobaba
la mona, llegué a dudar;
mas ya que el cerdo me alaba
muy mal debo de bailar".

Guarde para su regalo
esta sentencia un autor:
Si el sabio no aprueba, ¡malo!,
si el necio le aplaude, ¡peor!

Con todo respeto para los escritores alteños que sí merecían el homenaje, como los mencionados, entre otros, cuyo bien ganado prestigio fue empañado así por los organizadores del Club de Tobi. Qué pena...