Empiezan a poner orden entre los cabalgantes



Por Rubén Arias Barajas



Vaya para Ustedes el saludo semanal de costumbre. 


Las Fiestas Patrias, indudablemente que en Arandas se viven de una manera muy especial, creo que sería difícil pensar que se haga cosa igual en algún otro lado, pero desde luego, tal peculiaridad ha comenzado desde hace algunos años a molestar a muchas personas que han pedido la intervención de la Autoridad para ponerle freno a los que a lomos de un caballo, han transformado lo que pudo haber sido con el paso del tiempo una bonita tradición, pero que degeneró en zafarranchos indeseables.

Me explico. Desde hace unos diez años a la fecha, se comenzaron a sumar tanto al desfile como al combate de flores del l6 de Septiembre por la tarde, jinetes que le daban colorido, alegría y peculiaridad al mencionado combate, quienes circulaban en sentido contrario de las camionetas adornadas con flores y cargadas de personas de ambos sexos, que se tiraban ramos de flores, serpentinas, confeti y piropos y así a tal extremo que con la participación de más caballos y más vehículos, el círculo o radio de acción, se amplió por ocho manzanas de la zona centro.

Esto captaba la atención de los locales, pero también del turismo de la Región que venían a mirar o a participar y todo mundo contento, pues había orden, había respeto por las personas y las reglas de participación, pero todo comenzó a cambiar paulatinamente, gradualmente.

De pronto, por ejemplo, el año pasado y el anterior, se tuvo conocimiento de la participación de ¡mil caballos! aproximadamente que con su respectivo jinete, llenaron completamente las calles del combate de flores y aunque fue mucho, todavía se toleró, pues no hubo incidentes graves que lamentar, con excepción de una que otra caída por resbalón de caballo o reparos, pero sin consecuencias graves.

Es obvio darse cuenta que las bestias no están acostumbradas a circular ni entre los vehículos ni entre la gente, por lo que algunos, bien intencionados, propusieron a las Autoridades, que se les diera permiso los jueves por la tarde o noche, para que unos cuantos días antes de las Fiestas de Septiembre, se les permitiera andar a caballo por las calles céntricas “para que los caballos se vayan acostumbrando al tráfico, al pavimento y la gente”. Y funcionó, se les otorgó el permiso con ciertos condicionamientos.

Tener un horario definido, no pasear a caballo tomando licores, caminar por la orilla de la banqueta o pegado a ésta por la calle y en filas de dos en dos. Todo comenzó más o menos bien, pero fue degenerando. Comenzaron a desacatar las reglas, no todos claro, pero sí una cantidad importante de jinetes que con botella de tequila, vasos, hielo y todas sus “herramientas” convirtieron las calles de Arandas en una cantina ambulante todos los jueves y a veces también otros días de la semana. No circulaban en fila india o en doble fila, ni tampoco cercanos a la banqueta.

Lo común fue ver grupos de 5 a l0 cabalgantes a todo lo ancho de la calle, a paso lento o bailando los caballos y haciendo rabiar a todos los conductores que detrás exigían el paso, pero mucho cuidado con algunos de aquellos que tocaron el claxon, pues se encontraron con respuestas alusivas a la madre y retándolos a pleito, o sea por aquí no pasas hasta que se me pegue la gana.

Los conflictos así se pusieron a la orden del día (o de la noche más bien) y cada vez se fueron acentuando más los roces no sólo con los conductores, sino que se pusieron broncos inclusive con la Autoridad, pues a los de tránsito ya no los respetaban; tuvieron que intervenir en algunas ocasiones el grupo de Tácticas Especiales de la Policía Municipal, para desmontar y meter al orden a los agresivos cabalgantes.

Era intolerable ya la impunidad con que estos malos jinetes circulaban por Arandas, pero la gente se hartó de ellos y las protestas desde todos los frentes no se hicieron esperar, para llegar a la culminación cuando ahora, las Autoridades Municipales se fajaron los pantalones y dijeron ALTO a tanto desorden.

Ahora la ciudadanía, está contenta con tal medida. Desde luego que los cabalgantes se molestaron porque ahora les restringieron sus paseos y fechorías que comenzaban normalmente desde Julio, Agosto y hasta los días de las Fiestas Patrias. Arandas, parecía una enorme ranchería con docenas y docenas de caballos circulando por donde quiera por la noche y dejando grandes pilas de excremento por toda la ciudad, y ahora se sancionará con severidad a quienes no acaten las nuevas reglas. Bien por ello. La ciudadanía está feliz.

Nuestros respetos a todos aquellos cabalgantes que se comportaron bien y respetaron las reglas, ellos los menos perdieron por los más. La gente dice que por lo menos el ochenta por ciento de los que andan a caballo, son personas que poco o nada saben de montar, que no saben manejar a las bestias y sólo se suben a los caballos para exhibirse y andar tomando tequila y que el caballo es un pretexto, amén de lo peligroso que puede ser un equino en el pavimento y que se pueda asustar con el tráfico.

Felicidades a las Autoridades. Antes de que se ahogara el niño, taparon el pozo. Como debe ser. ¿Para qué esperar que un caballo se desbocara o se alocara entre tanta gente y matara o lesionara a uno o varios?. Bien hecho Presidente Tejeda.

Ni modo, no supieron aprovechar las facilidades que les dieron para su deporte favorito. Lo echaron a perder permitiendo la participación de neófitos y borrachos irresponsables y les aguaron la fiesta a todos.

Nunca ha sido una tradición lo que represente un desorden o un peligro para la Sociedad, ni lo será en el futuro. Llegó la hora y se puso orden. Punto.

Nos leeremos en la próxima entrega.

Publicar un comentario

0 Comentarios