La misa fue en el santuario de Nuestra Señora del Rosario, una vez concluida se dio paso al palo ensebado que estaba pletórico de premios entre ropa, sombreros, botas, botellas de vino y vales para botes de cerveza.
La unión hace la fuerza y un grupo de vecinos con una buena estrategia al segundo intento logró llegar a los premios, enseguida la fiesta continuó con una buena banda de música que puso a bailar a los asistentes, pero la sorpresa llegó de improviso y los toritos con fuegos artificiales salían de la nada y la corretiza empezaba al temor de los chifladores.
Ya entrados en calor y algunos con algunas copas entre pecho y espalda siguió la fiesta donde nunca faltó la música. El ambiente estuvo de maravilla hasta muy entrada la madrugada, sólo que en esta ocasión faltaron los puercos ensebados que muchos esperaban hasta con lasitos, pero nunca aparecieron ahí será para el otro año.
Esta tradición data ya de muchos años en Zapotlanejo, día que los tablajeros se unen y organizan esta celebración donde sus familias y la asistencia de todo el pueblo en general disfrutan y dan gracias, a Dios primeramente, y piden que les vaya bien el siguiente año.
0 Comentarios