Historia de amor, camino de salvación

Por Oscar Maldonado Villalpando

Se recordó en Totatiche, Jalisco, el aniversario del padre Saturnino, 30 de sept. 2009.

Todo esto nos ayuda a pensar que vale la pena hacer el bien, aceptar el llamado para servir a los semejantes. Esta es la esencia de la vocación sacerdotal.

El día 30 de septiembre de 2006, murió el padre Saturnino Covarrubias Cisneros. Sufrió varios años penosa enfermedad que le causó ceguera e innumerables limitaciones. El empezó a estudiar en el seminario de Totatiche, con el impulso e influjo de San Cristóbal Magallanes.

Saturnino había nacido el 10 de febrero de 1923. Se ordenó sacerdote en 1948. Y desarrolló una labor magnífica en San Diego de Alejandría, de 1952 a 1971. Además trabajó en Cocula, Totatiche y San Juan de Dios en Guadalajara.

Al cumplirse 3 años de su partida, los familiares y amigos han querido reunirse para pedir por don Saturnino, cuya tumba, está en el atrio de la parroquia de Totatiche. Se organizó una caravana desde la parroquia de Zapopan, Estadio, colonia Independencia. Con toda voluntad acompañó el padre Nicolás Mejía, que de 1962 a 1971, fue párroco de Totatiche. Sacerdote de más de 50 años de ordenado y casi 80 de vida.


La misa fue a las 12 en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario que es la patrona, y cuyo novenario ya se ha iniciado. Visitantes y residentes participaron devotamente, también estaba presente monseñor don Luis Martínez, del rumbo de Arandas.

Ahí los familiares de don Saturnino, Ma. Guadalupe Covarrubias, Marcelita y Ma. Guadalupe Bobadilla, ofrecieron una rica comida en el parque nombrado El Silvestre, que hace 90 años fue donde San Cristóbal fundó el seminario auxiliar del norte de Jalisco.


A las cuatro de la tarde el convoy o excursión fue hasta el Santuario del Señor de Los Rayos en Temastián. Ahí el padre Alejandro Valdez recibió a los peregrinos y les hizo interesantes comentarios sobre la historia de los mártires de la región.


A las cinco de la tarde se regresó el contingente hacia Guadalajara, después de esta importante jornada que renueva grandes valores humanos que bien pueden recuperar el sentido de la vida humana y de las actividades interpersonales.

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