El estadio Jalisco, orgullo del Estado, en su momento

+ Hechos que comprometen
y abren el horizonte

Por Oscar Maldonado Villalpando

50 años de su inauguración el 31 de enero de 1960. El hecho es significativo. No fue algo aislado. Era un ambiente y era una característica. Ansias de progreso y compromiso con el futuro.

Así lo vivían los empresarios. Así labraron, a la mitad del siglo pasado, la grandeza de esta ciudad, que al presente parece haberse enfermado de egoísmo en sus distintos sectores, que ahora no miran hacia arriba, sino hacia abajo y hacia allá enfocan el destino de la ciudad y del estado.

Todo empezó, según refiere el P. José Rosario Ramírez, originario ilustre de Jalostotitlán, en Los Altos, por una idea que propuso Monseñor José Ruiz Medrano al presidente del Club Deportivo Atlas, don Alberto Albo. El señor Medrano le decía que no era posible que muchos aficionados se quedaran fuera de los partidos, porque el Campo Oro, Martínez Sandoval, ubicado en Gigantes y la 32, no daba cabida a todos, era suficiente. Eso a raíz de un partido Chivas-Atlas, en 1954.

En el paso siguiente se comprometieron otros clubes y la obra y se hizo realidad. Clubes Unidos de Jalisco: Chivas, Atlas, Oro y U de G. El estadio, que parecía estar ya disponible, fue bendecido el 24 de enero de 1959 por don José Garibi Rivera, el Primer Cardenal Mexicano, que entonaba con el momento histórico de grandeza jalisciense y tapatía. Entre los méritos se menciona ser subsede olímpica en 1968. Luego fue remodelado para añadirle el segundo nivel.

Así fue el escenario para lo mejor del mundial de 1970. Brasil y Perú, dice el P. Chayo. Pelé hizo la primera lectura y Cubillas la segunda. Esto sucedió en la capillita dedicada a la Virgen de Zapopan. En un principio se pretendía que los futbolistas fueran a misa a la capilla de la Colonia Independencia, hoy parroquia de N. Señora de Zapopan, Estadio, pero el Señor Medrano propuso se hiciera esa capilla interna para las misas previas a los encuentros.

También sede en el segundo mundial de México, 1986. Este espacio deportivo fue al mismo tiempo escenario de grandes eventos religiosos del estado. Entre lo más sobresaliente, estuvo presente el Papa Juan Pablo II, en su primera visita, el 30 de enero de 1979.

El Congreso Eucarístico en 2004, La beatificación de Anacleto González Flores y compañeros el 20 de noviembre de 2005. El estadio de Las Bodas de Oro, es un verdadero símbolo, un emblema y un señuelo para la superación, para despertar de este entramado de egoísmos que traba el desarrollo histórico del estado y de Guadalajara.

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