Tiempo de oración y reflexión

Evangelización para Cuaresma-Pascua

Por Oscar Maldonado Villalpando

San Diego de Alejandría, Jal.- El Obispo de San Juan ha celebrado este martes 30 de marzo de 2010 la Misa Crismal.

En ella ha recibido la renovación de las promesas sacerdotales y ha bendecido los óleos para los sacramentos en toda la diócesis de San Juan de los Lagos.

Ha sido una oportunidad para firmar los temas que durante este tiempo se han reflexinado en todas las comunidades.

Tema 4: Somos discípulos llamados a ser testigos de Jesús, camino, verdad y vida. "Mas Pedro y Juan les contestaron: no podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» Hch 4, 19-20".
Objetivo: Reconocer que al ser llamados discípulos de Jesús, tenemos la responsabilidad de proclamar que Él es el camino, la verdad y la vida para que desde nuestro seguimiento, seamos signos visibles de su presencia»

¡Oh Cristo, para poder servirte mejor dame un noble corazón! Un corazón fuerte, para aspirar por los altos ideales y no por opciones mediocres. Un corazón generoso en el trabajo, viendo en él, no una imposición sino una misión que me confías. Un corazón grande en el sufrimiento, siendo valiente soldado ante mi propia cruz, y sensible cirineo para la cruz de los demás. Un corazón grande  para con el mundo, siendo comprensivo con sus fragilidades, pero inmune a sus seducciones. Un corazón grande con los hombres, leal y atento para con todos  pero especialmente servicial y dedicado con los pequeños y humildes. Un corazón nunca centrado sobre mí, siempre apoyado en Ti, feliz de servirte y servir a mis hermanos, ¡Oh mi Señor! ayúdame a ser discípulo tuyo, testigo fiel todos los días de mi vida. Amén.

Los discípulos misioneros llamados a ser testigos de Jesús tenemos conciencia de que nadie nos obliga a ser cristianos, nadie nos obliga a estar aquí; nadie nos obliga a intentar configurar nuestra vida según la voluntad de Dios. Ni siquiera Jesús; éste invita a ir con Él. No hace nada más; hoy más que nunca, ser cristiano es una opción que se asume libremente, es repuesta a esa llamada de Jesús. Porque desde el encuentro con Cristo se expresa la alegría de ser discípulos del Señor y de haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. Ser discípulos no es una carga sino un don: Dios Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, Salvador del mundo (DA 28).

El cristiano está llamado a seguir a Cristo que es el verdadero camino, que hasta entonces no se había manifestado, pero este camino no es una ley, sino una persona, Jesús (Jn 14, 6). Él es el medio por donde hemos de llegar al Padre. Cristo Camino, Verdad y Vida. Es el primer misionero del Padre, que nos muestra el camino de la salvación, nos llama y nos envía a compartir con Él esta misma misión que ha recibido del Padre. La vida nueva en Cristo es el gran principio del ser y del quehacer de todo discípulo. Los obispos latinoamericanos en el documento de Aparecida han planteado la vida nueva en Cristo para los discípulos en cuatro dimensiones: la alegría del discípulo para anunciar el evangelio que es vida, la vocación a la santidad que es participación de la vida de Dios; la comunión en la Iglesia que es generadora de vida y compromiso misionero; y por último el proceso de formación del discípulo que es un beber permanentemente de las fuentes de la vida.

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