Panorama de Arandas: Falta mantenimiento en las carreteras


Por Rubén Arias Barajas

Vaya para Ustedes el saludo semanal de costumbre. 

Ya sea por razones de paseo o de trabajo, pero las carreteras son escenario de mucho tránsito de vehículos de todo tipo, pues en tiempos regulares el transporte de mercancías y los negocios que tienen que seguir en marcha, hacen que miles de vehículos transiten por las carreteras de la región, no se diga ahora que ha empezado el período vacacional.

Los conductores, como frecuentes usuarios de las carreteras, conocen al dedillo las sinuosidades, las imperfecciones y hasta los baches existentes, así que saben sacarle partido a la circunstancia de que es un lugar familiar el tránsito por dichas carreteras.

Pero los demás mortales, que salimos eventualmente de paseo a algún sitio o que por lo menos con menor frecuencia transitamos, nos encontramos con desagradables sorpresas que pueden tener fatales consecuencias, pues al no conocer al dedillo los caminos, especialmente lloviendo o por la noche, son trampas mortales todos esos baches que pueden producir, en el menor de los casos, la ponchadura de una llanta o daños a la suspensión o amortiguadores.

Pero no en pocos casos, son causantes de graves accidentes en donde lo menos, son los daños sufridos en la carrocería de los vehículos. Ha habido muertes y personas lesionadas para quienes la vida giró y les cambió su circunstancia por el resto de sus días.

Y yo me pregunto si acaso no es más que suficiente esto último que narro, como para que las autoridades responsables de dar mantenimiento y tener en buen estado nuestras carreteras, hagan su tarea y se preocupen realmente en atender la reparación de las carreteras cuando empiezan a surgir los baches por aquí y por allá, pero antes de que se provoquen accidentes.

Desde luego que la respuesta es positiva, para eso se les paga su buen sueldo de los impuestos de los ciudadanos y se les encomienda la grave responsabilidad pero no difícil tarea de dar mantenimiento a dichas carreteras sobre todo para evitar accidentes.

Y me parece que no todos cumplen con su tarea a cabalidad. Se podrá aducir que el presupuesto no es suficiente, que esto que lo otro, pero la verdad es que el asunto merece que ellos hagan las gestiones insistentes ante sus Superiores, para que les doten de lo necesario para tal tarea y en caso de no obtener respuesta, por lo menos tengan la tranquilidad moral de que ellos hicieron lo mejor que pudieron.

Sin embargo, siempre quedan las dudas. Las reparaciones que uno ve que efectúan, carecen de seriedad, de sentido de responsabilidad y eficiencia en muchas de las ocasiones, por eso yo le pregunto amable lector. Cuántas veces ha visto esos camiones de volteo cargados de asfalto ya supuestamente preparado, para ser aplicado en los baches junto con una supuesta emulsión que parece más bien chapopote derretido y que una cuadrilla de trabajadores bajan con palas manuales dicho material con el cual rellenan a toda prisa el bache y luego continúan su camino.
¿Cuál limpieza del bache?. ¿Cuál compactación previa a la colocación del asfalto?. No he visto en ninguna ocasión que lo hagan con tales cuidados y lo que ocurre, es que le dejan así por encimita el material que luego deberá ser compactado supuestamente por los vehículos que pasen por encima del bache cubierto.

Por supuesto que ese no es un trabajo bien hecho. Dejan no sólo un bache mal reparado que se abrirá nuevamente a la primera tormenta, sino que dejan un peligro para los automovilistas circulantes, porque ese material es derrapante, es resbaladizo y puede provocar problemas a algún conductor.

Sin embargo, es nuestra idiosincrasia. El trabajador, generalmente, hace su trabajo rápido y de mala manera y nosotros, los usuarios, no somos capaces de tomar acción y reclamar a la autoridad responsable, que supervise que se hagan las cosas bien hechas, que se responda al pago del salario que se devenga y mejor todavía, como ocurre en otras latitudes, si uno es víctima de un accidente por culpa de un bache o una falla en la carretera, se puede demandar al Estado o la Federación, para que responda por los daños recibidos.

Quién sabe hasta cuando tendremos la cultura y la valentía necesaria para hacer valer nuestros derechos, para reclamar respecto de aquellas cosas que son o están malhechas. Y este comentario puede ser extendido a otras áreas de la vida pública en el Pais, pero yo diría que precisamente por nuestra actitud apática es que estamos como estamos.

Nos leeremos en la próxima entrega.

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