¿Cómo quieren que nos dé gusto ser mexicanos?

Por Fabiola González Ontiveros

Por fin salieron los mineros de Chile, parece que el mundo entero estuvo atento a cada movimiento en la labor de rescate, sintiendo emoción por personas en otro lado del mundo que pueden regresar sanas y salvas a sus casas.

Bueno tal vez no todo el mundo, vi en twitter un hashtag que decía “#yoconfieso que a mí me valen madre los mineros de Chile” además que hay gente que ni sabe ni le interesa, sencillamente porque no les afecta.

Además fue el primer rescate de ese tipo, y por supuesto que se tenía que dar en otro país donde fueran más organizados y más humanos que en México, porque ahora con lo de Chile también se vienen los recuerdos de los 65 mineros de Pasta de Conchos en Coahuila en 2006, en el que por supuesto se murieron y se quedaron ahí enterrados.

También en Twitter, estuvo rondando otro hashtag, #silosminerosfueranmexicanos en el que todos ya tratan de divertirse con las desgracias de este país, porque no se puede hacer otra cosa ya, parece que todos estamos resignados a que el país está bien jodido y no va a salir de ahí, pero el chiste era que se hacía una suposición tal como lo dice el hashtag, diciendo en conclusión que si los mineros fueran mexicanos nunca habrían salido, porque la gente no olvida la explosión en la mina de carbón del 2006.

Rondando en las noticias vi un video en el que un policía de Paraguay le mete una santa madriza a un muchacho, esposado y tirado en el suelo. Pero santa madriza vaya, lo pateaba y le daba de puñetazos en la cara y el estómago, y después le puso un bote de basura en la cabeza para seguirlo pateando y arrastrándolo por todo el piso, el tipo nada más iba de un lado a otro al ritmo de cada golpe sin decir ni una palabra, y aunque ya tiene varios meses el video, el policía ya tiene una orden de arresto en su contra. También me parece horrible que hayan grabado el video sin hacer nada, pero al menos sirvió para que encerraran a este hombre.

Pues bien, eso fue en Paraguay, aquí más cerquita en México esto es cosa de todos los días, y no necesitamos videos para saberlo, pero de nuevo, estamos tan acostumbrados a este país de porquería que ya agachamos la cabeza. La semana pasada le sucedió esto a mi novio, al que unos policías lo pararon con sus amigos en el coche por absolutamente nada cuando regresaba a Guadalajara.

Gente que nomás quiere joder, pues pareciera que los policías eligen un coche al azar para pararlo y revisarlo, “algo les han de encontrar y se van a tener que mochar con una lana”, la cosa es que a él no le encontraron algo por lo que fregárselos, más que un marcador pero, bueno, él estudia arquitectura, aunque aún así lo esposaron a la camioneta oficial.

Con todo el mal trato del mundo e intentando meterle miedo lo amenazaba con llevárselo detenido, gritando e insultándolo, para que supiera pues que por tener uniforme ellos tenían la sartén por el mango.

Mi novio sin decir nada, pues aunque a todo el mundo le da coraje que lo traten así saben que lo mejor es quedarse callado, intenta ver las placas de la camioneta y ¡madres! Un golpe derechito al estómago porque el policía se dio cuenta de lo que intentaba hacer, lo trepa a la camioneta y lo sigue jodiendo mentalmente, como para que caiga y le diga el clásico “no es necesario, seguro debe haber otra manera de arreglarlo” pero él nada que decía.

Sus amigos terminaron diciendo lo que él no quiso decir para que los dejaran ir, y al final fueron libres, aunque en realidad no hicieron nada, pero de mientras ya salieron afectados por un policía que ve a los demás como Dios a los conejos nada más porque tiene un uniforme.

No digo que todos pero la mayoría de los policías son corruptos y nomás andan viendo como zopilotes a ver quién es el próximo que cae en sus garras. Y si encima de eso no sueñan bonito y andan de malas las personas comunes y corrientes terminan insultadas en el mejor de los casos, o golpeados ya en un nivel peor.

Cómo quieren pues, que nos dé gusto ser mexicanos si tenemos que cuidarnos hasta de los que “procuran” nuestra seguridad, y vivir con la cabeza agachada porque el que se atreva a mirar hacia arriba inmediatamente le escupen a media cara. No se puede vivir bien así, y es feo y triste que lo diga, pero si la gente pudiera elegir donde nace, seguramente yo lo hubiera hecho bien lejos de aquí.

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