En esta ocasión, Jaime y Rosita estuvieron acompañados de los frutos de su amor, quienes emocionados veían a sus padres ante el altar mayor, con la misma sonrisa y la misma esperanza de hace 40 años.
El presbítero, con elocuentes palabras habló sobre el matrimonio y el ejemplo de los González Plascencia para los jóvenes casados en una época en donde parece tan fácil divorciarse; Jaime y Rosi vencieron infinidad de obstáculos para alcanzar la felicidad de la que hoy gozan. Después de estas palabras los bendijo y los felicitó.
Al final de la ceremonia se trasladaron a la casa de campo Cabrera en donde se ofreció un convivio y excelente música, ahí, los festejados estuvieron rodeados de sus familiares y amigos que les desearon muchos, pero muchos años más de felicidad.
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