Pórtico: Ideas

Por Ramón Muñoz de Loza

¿Y si no pienso y no trabajo?

Aunque salieron más de 80 mil a las calles de Guadalajara.

Aunque hubo campaña en medios.

Aunque hay elementos para reclamar.

Aunque estuvo el Licenciado Padilla en el templete.

Aún con todos esos elementos, la mega marcha del pasado miércoles en Zona Metropolitana de Guadalajara, impulsada y patrocinada por la Universidad de Guadalajara para que el Gobierno de Emilio González le entregue más dinero, no permeó lo suficiente entre la estructura social.

Aún con ese músculo de movilización mostrado por la Universidad de Guadalajara, hubo muchos sectores que optaron por permanecer al margen o, en el mejor de los casos, pidieron que dialoguen las partes (Industriales dixit).

Y es que en cualquier conflicto político, debe haber ideas.

De hecho, la Universidad de Guadalajara se ha hecho a base de grandes idealistas. De férreos ideólogos.
Esas ideas sólidas parecen ausentes en estos choques.

Hay frases; hay datos, cifras, estadísticas, comparativos, pero faltan las ideas.

Nadie puede dudar a estas alturas de la hegemonía cultural de la Universidad de Guadalajara. Nadie osa dudar del gran poder político de Raúl Padilla; nadie en su sano juicio podría dudar de la necesidad que tiene la Universidad de Guadalajara de crecer la matrícula, pues es la única opción para miles, cientos de miles, para seguir estudiando y alcanzar una carrera.

Nadie pues, de entre la sociedad, duda de la razón que le asiste a la Universidad de Guadalajara para luchar porque le entreguen el dinero que le pertenece.

Muchos jaliscienses hemos recibido el beneficio de la Universidad de Guadalajara. Miles de ciudadanos han hecho de ésta, su Universidad, su Alma Mater, pero a estas alturas de la vida universitaria, las ideas o los ideales de la Universidad de Guadalajara ya no se filtran hacia la comunidad civil; le está faltando a la UdeG voltear más a sus bases, más a su esencia, más a la lucha de las ideas. Confrontarse, sí, pero en el campo de las ideas, de la fuerza de la palabra, de la razón, que para eso va uno a la Universidad, para creer, para crear, para conocer, para discutir.

Lamentablemente, en esta lucha encarnizada de dos frentes, al parecer antagónicos, vemos posiciones netamente políticas, no de Estado, no de sapiencia.

Mostrar músculo, mostrar peso, resonar, esa sería la meta.

Al preguntarles a quienes están cercanos a nosotros, en nuestra comunidad regional, muchos participaron, fueron a Guadalajara, pero no les percibimos el compromiso o el entendimiento de su participación.

Fueron porque sí.

Una psicóloga, de la Policlínica, oriunda de esta región nos comentó que ella sí participaría, por voluntad propia, por convicción, aunque se fuera en su auto.

Fue la única persona, de esta región, a quien le escuché una idea de participación en esta lucha. No aspira a una plaza, no aspira a gobernar la Universidad, no aspira más que a compartir su experiencia y a aprender de la comunidad, como buena profesionista.

Encontrar a más personas de esas, incluso en el seno del Centro Universitario de Los Altos, evitaría a los alumnos y a los profesores salir de las aulas a mostrar su fuerza, su razón. Bastaría con que el Gobernador saliera de oficina para escuchar, en la calle de qué ideales está hecha la comunidad universitaria.

Hay gente muy valiosa en la UdeG.

Hay mejoras sustanciales en programas y acciones.

Nadie le compite en prestigio a su carrera de Medicina, incluidos sus hospitales civiles.

Nadie tiene la estructura de movilización cultural como la UdeG.

Pocos han visionado redes regionales educativas como la UdeG.

Eso no está en duda. Pero creo que le están faltando ideales a esta lucha contemporánea.