+ La Arquidiócesis y nueva
etapa en su peregrinar
Por Oscar Maldonado Villalpando
Embelesa el sólo imaginar tanto el
instante histórico de cada uno de los nueve arzobispos precedentes, como
su misma personalidad e imagen. Cómo quisiera el pensamiento reconstruir la
grandeza de los pastores y el talante de su ministerio. En algo se pueden
rescatar el proceso del plan divino que se engarza con el actuar de las
personas en su tiempo y espacio, al repasar sus nombres y sus fechas.
Esas fechas, como tenue manto de neblina
sobre la sierra, apenas esconden los momentos jubilares de la recepción de cada
ilustre Prelado, la toma de posesión en su Catedral, las flores, expresión de
cariño, los adornos de las naves, los ornamentos de gala bordados en oro, el
banquete ofrecido por el pueblo católico de Guadalajara, y sobre todo, su
ministerio y singular entrega, las obras sobresalientes cuya muestras quedan en
los edificios, su méritos espirituales, el fortalecimiento de la fe y de la
cultura de nuestra región.
27 obispos de Guadalajara
27 pastores dignísimos habían
gobernado la diócesis de Guadalajara, verdaderos campeones cuyos nombres están
en las calles, colegios, monumentos y obras piadosas, hasta el 26 de
enero de 1863, este fue el día preciso en que Su Santidad Pío IX, mediante la
Bula “Romana Ecclesiae” elevó la diócesis a Iglesia Metropolitana. Las
sufragáneas fueron Durango, Linares, Sonora, Zacatecas y el Vicariato
Apostólico de la Baja California.
I.- Quien ocupa el lugar privilegiado en
ese momento es el Excmo. Sr. Doctor don Pedro Epinosa y Dávalos, hasta ese
momento obispo que ocupa el lugar número 27, preconizado el 12 de septiembre
1853, consagrado en la Catedral el 8 de enero de 1854.
En la ciudad de Lagos de Moreno se
ejecutó la Bula de erección de la Arquidiócesis el 17 de marzo de 1864 y él
recibió el sagrado palio el 18 de marzo de 1964. Este primer Arzobispo fallece
el 12 de noviembre de 1866. Es quizá profuso, mas ilustrativo, el extenso
elenco de títulos de cada Arzobispo, especialmente como lo señala la obra de
Ignacio Dávila Garibi, en su Sucinta Noticia Histórica de la Arquidiócesis de
Guadalajara, eran fuertes personalidades de su tiempo con excelente trayectoria
humana, cristiana y sacerdotal.
II.- Excmo. Sr. Doc. Don Pedro Loza y
Pardavé. Nació en la Cd. De México el 18 de enero de 1815. Fundador y
Rector del Seminario Tridentino de Sonora. Consagrado obispo de Sonora el 18 de
marzo de 1852. Fue trasladado a Guadalajara el 22 de junio de 1869. Ejerció un
fecundo ministerio por casi 20 años. Se consigna que el seminarista, naciente
poeta Alfredo R. Plasencia, es elegido para ofrecer felicitaciones al anciano
pastor, muy poco antes de su muerte, ocurrida el 15 de noviembre de 1898. Fue
sepultado en el panteón de Belén o de Santa Paula. El 14 de noviembre de 1906,
fue trasladado a la Catedral, en la capilla de La Purísima Concepción, donde
tiene un hermoso mausoleo. En este tiempo se da la ordenación de San Cristóbal
Magallanes, el poeta Alfredo R. Plasencia y Pablo García (originario de San
Diego de Alejandría, también sacrificado en Santa María cerca de Encarnación)
En esta sede vacante, en distintas ocasiones se constata la presencia del
Excmo. Sr. Obispo don Atenógenes Silva, de Colima, en estas ordenaciones y en
1900 para la bendición de la obra del templo Expiatorio.
III.- Ilmo. Sr. Don Jacinto López y Romo,
nació en Encarnación de Díaz, Jal., el 10 de septiembre de 1831. Bienhechor del
Santuario de Señor San José, preconizado obispo de Linares el 10 de junio de
1886, lo consagró el Ilmo. Señor don Pedro Loza en la Catedral Metropolitana.
Allá mismo fue nombrado Arzobispo, y a la muerte de su benefactor, fue nombrado
para esta Arquidiócesis 23 de febrero de 1899, el día 3 de marzo, entró
triunfante a Guadalajara, le confirió el Palio arzobispal el Ilmo. Sr.
Atenógenes Silva y gobernó hasta el último día del siglo XIX en que falleció,
durando su ejercicio escasos diez meses. Fue sepultado en el panteón, en la
cripta de la familia Remus, y trasladado al Sagrario Metropolitano en el
crucero norte, el 12 de mayo de 1911, hace un siglo de dichos acontecimientos.
IV.- Ilmo. Señor don José de Jesús Ortiz
y Rodríguez. Nacido en Patzcuaro, Mich. El 29 de noviembre de 1849, cita Dávila
Garibi, que era descendiente de los reyes tarascos. Canónigo de la Catedral de
Morelia. Elegido como primer obispo de Chihuahua el 15 de junio de 1893. Luego
de 9 años en esa sede, fue nombrado para Guadalajara el 16 de septiembre de
1901. Llegó a su nueva sede el 4 de enero de 1902 y el día de Los Santos Reyes,
recibió el Sagrado Palio de manos del Excmo. Sr. Atenógenes Silva. Falleció el
19 de junio de 1912. Y en los años de la cristera fueron trasladados sus restos
discretamente al Sagrario Metropolitano.
Continuará…
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