Hay hombres que caminan, pero otros dejan huella…
Si como personas no buscamos, con nuestros
hechos y acciones, trascender, ¿qué razón tendría nuestra existencia?
Hay hombres que viven toda su existencia para
el trabajo y son muy buenos.
Hay hombres que viven siempre para el trabajo
y se apoyan en su familia, son mejores.
Pero hay hombres que viven para el trabajo, se
apoyan en su familia y, además, le aportan a su comunidad. Esos hombres son
extraordinarios.
Ejemplos de este tipo de hombres tenemos
varios en nuestra ciudad. (¡Afortunadamente!).
Ya en alguna ocasión escribimos aquí sobre el
legado que dejó Don Alfonso González, con su emporio Grupo Gigantes Tepa.
Otro personaje, de singular importancia en la
comunidad es Don Ezequiel Gutiérrez Martín, quien este jueves, acompañado de su
familia echó a andar un nuevo espacio para generar trabajo en la ciudad: Un
rastro multipropósito, llamado “Parque Ganadero”.
Sabemos que a Don Ezequiel, a su edad, le
siguen motivando los grandes retos empresariales, el compromiso social, pero
también le motiva y se preocupa por su familia.
En la escena del jueves vimos cerca de Don
Ezequiel a su mayor tesoro: Su familia.
Claro que le hizo falta en ese momento una
pieza fundamental en el desarrollo empresarial (en su proyecto de vida), como
Doña Agapita, su fiel compañera. Sólo ella faltó en esa escena emotiva del
jueves al mediodía, donde “Los Gutiérrez”, convocaron a los líderes de la
región, empresarios, gobernantes, comerciantes, sacerdotes.
Una vez más, Don Ezequiel se pone a la
vanguardia de los agronegocios.
Cuando muchos, a su edad (o antes) ya piensan
en jubilaciones y descansos, a este empresario aún le motivan las inversiones y
los retos como imponer modelos de negocios a los que nadie le había entrado
como es el rastro de sacrificio para reses, cerdos, ovinos y pollos.
Su pilar, lo sabemos, es la fe en Dios y en la
Virgen de Guadalupe.
Su fuerza es su esposa (ausente en esa
ocasión, por motivos de salud), y su familia.
Ver en el arranque del Rastro TIF a los
descendientes de Don Ezequiel, como un solo equipo, como una sola pieza, debe
ser motivo y ejemplo.
Seguir, a los ochenta y cuatro años,
invirtiendo, asociándose, empujando negocios y generando empleos, es un acicate
para los “jóvenes profesionistas” de hoy.
Sabemos que este tipo de negocios no podrían
cristalizarse sin la confianza de sus hijos (Alfonso y Bertha) y sin el empuje
de sus nietos, como Oscar Silvino.
En la vida, hay hombres que van por la vida
caminando… otros van dejando huella, van dejando rastro…
0 Comentarios