El obispo número 23 de Guadalajara, fue envenenado en San Juan, involuntariamente

Por Oscar Maldonado Villalpando

Insólito suceso

Cartas misteriosas de vida o muerte:
En la muerte del Sr. Tristán (Ilmo. Sr. D. Lorenzo de Tristán y Esmenota) concurrieron circunstancias que merecen muy bien la conservación de un recuerdo. El Obispo llegó ligeramente indispuesto a San Juan de los Lagos, yendo de camino para tomar posesión de su sede. Por tal motivo, se determinó hacer una parada, esperando reponerse pronto. Tres o cuatro días después recibió correspondencia, y cuando hubo concluido su lectura, llamó a don Pedro Millán Rodríguez, entonces su familiar, y le previno que quemara dos cartas que le entregó. El familiar partió por el doblez una de las cartas y quemando lentamente una de sus mitades, leyó rápidamente la otra: En ella una monja le anunciaba al Señor Tristán su próxima muerte. Esto lo decidió a salvar la otra carta y enseguida quemó la mitad sobrante, haciendo de modo que el obispo juzgó quemadas ambas.

Terrible confusión

Esa misma noche o el día siguiente el doméstico que daba las medicinas le administró como bebida el recetado para friegas causándole la muerte en varias horas. (La carta existe, fue dada a conocer por el Sr. Millán, a la muerte del P. J. María Rojas, Rojitas en 1848)
La otra carta que el familiar se reservó, había sido escrita por el P. Rojitas, muerto en olor de santidad muchos años después del acontecimiento. En ella le manifestaba que antes de cumplir con el deber de participarle la llegada a la misión de su destino que es Satebo, se ve precisado a tomar la pluma aún antes de llegar, porque ya no pudo resistir más a Dios Ntro. Señor, que desde el tiempo que se hallaba en Fresnillo, le ordena que comunique a S. S. Ilma. la noticia de su muerte, para que disponga las muchas cuentas que tiene que darle, aunque no quiere que exprese el día fijo en que esto ha de acontecer. Sólo le ruega que esto quede sepultado en el seno de su prudencia, prometiéndole en cambio pedir a la Santísima Virgen del Refugio lo llene de sus bendiciones y le asista con particularidad en la hora de su muerte”.
Es lo que dice el Señor Aguayo en el capítulo XX de su obra, pág. 46.
Es muy de notar la importancia de la fiesta en San Juan, que es el 8 de diciembre, la Feria. La simpatía que despierta y hace que el obispo decida permanecer junto a la Virgen. El altar en el lado norte del atrio, que por más de dos siglos a seguido siendo un lugar elegido para estas celebraciones. Le admira la concurrencia de los peregrinos.
Otro aspecto, es el banquete programado para los españoles, era 20 años antes de la independencia. No se consumó el banquete.
Las cartas: ¿Por qué?
Las cartas que debían de ser quemadas, que iban a quedar en el secreto eterno. Pero el hábil familiar logro enterase del contenido y simular que quemaba las dos. El obispo estaba indispuesto, pero de ninguna manera al borde de la muerte. ¿Cómo serían los altos juicios de Dios, como la vida de este español ordenado sacerdote, obispo de Nicaragua, de Durango y elegido para ser el número 23 de Guadalajara?
- Primero la carta de la monjita presagiando la muerte, de esa no se tiene todo el contenido, pues una mitad se había quemado, luego el mensaje del P. Rojitas, que informaba al nuevo Pastor, era su súbdito, de sus actividades, pero sobre todo vaticinaba la muerte del Prelado, todo ello orla de misterio el suceso. Pero sobre todo lo que dice el P. Rojitas, Dios le insiste en lo que ha de anunciar, y le dice “de las muchas cuentas” que el obispo ha de entregar a Dios. ¿Querría decir algo especial esa frase, o Dios ponía las cosas de tal modo que se realizara en ese momento su designio, que el obispo no gobernara, para que lo sucediera el gran hombre don Juan Ruiz de Cabañas y no se realizara el decreto de las cortes españolas al nombrar al Señor Tristán?
Alberto Santoscoy. 1904.
Historia de N. Señora de San Juan de los Lagos.
Capt. V. Pág. 236.

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