Según autoridades
Por Alejandro González Ontiveros
San Juan de los Lagos.- Medio millón de
personas, según estimaciones de las autoridades, acudieron en el día de La
Candelaria a visitar a la Virgen de San Juan de los Lagos, sin embargo durante
el transcurso de las fiestas en su honor, habrían arribado más de 2 millones de
creyentes.
La gente llegó a bordo de autos, camiones
rentados, motos, bicicletas o a pie. Los contingentes más numerosos provenían
del Estado de México y Guanajuato, pero llegó también gente de otros estados y
los “paisanos” de Estados Unidos.
La espera era mucha, para sólo estar unos
segundos ante la imagen mariana. En el atrio de la basílica, cientos de
danzantes no paraban de bailar en honor a la Sanjuanita de los Lagos; movían
sus cuerpos en medio de la multitud y los castillos de fuegos artificiales,
cuyos encargados preparaban a marchas forzadas, pues debían arder y ofrecer
espectáculo esa misma noche.
Luego de ver a la segunda imagen más
venerada del país, sólo detrás de la Guadalupana, los creyentes debían abrirse
paso para poder salir de la parroquia, y a comprar algún recuerdo en los
cientos de puestos instalados por todo el centro de San Juan de los Lagos y si
el presupuesto lo permitía, comer en algún restaurant o puesto callejero; hubo
quienes trajeron sus alimentos preparados desde su lugar de origen.
Quien lo quisiera, podía pedir una
botella de agua, cuya etiqueta decía que era bendita. Había acomedidos que
también regalaban agua –pero ésta sí para tomar- a quien la pidiera; una mujer
a la entrada de la basílica repartía rosarios a diestra y siniestra:
-¿Están benditos? –Preguntó un mariachi
que se acercó a pedir uno.
-No, es que estoy cumpliendo una manda y
por eso los regalo. –Aclaró la señora.
Policías municipales al pendiente de que
no hubiera desmanes, reportando saldo blanco al momento. Paramédicos de
Protección Civil aseguraron atender en promedio 200 personas por día, donde la
mayoría de ellas presentan cuadros de intoxicación –por haberse “metido” tantas
pastillas para aguantar el viaje, explicaban los socorristas-, problemas
relacionados con la diabetes o la presión alta, dolores musculares y ampollas
de tanto caminar.
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