Por el padre Miguel Ángel
Un poeta tepatitlense escribió un día este poema al Señor de la
Misericordia.
Cada pueblo tiene un Cristo
y cada Cristo su pueblo.
Tepatitlán tiene el suyo
¿Quién podrá no conocerlo?
El que ignore su existencia
no puede llamarse alteño.
Una corona de espinas
hace un nido en su cerebro.
Más abajo de sus hombros
cae blandamente el cabello
que queriendo cubrir
la desnudez de su cuerpo,
y su mirada brumosa
presiente ya el mortal sueño.
Su boca, divina boca
con sus labios entreabiertos
con estertor de agonía
parece que está diciendo
¡Tengo sed!
Y para apagar la sed
la sed de amor de su pecho
cada año al morir abril
se vuelven ríos los senderos
con miles de peregrinos
que llegan hasta su templo
y en lago de fe y de amor
se convierte este su pueblo.
Tepatitlán tiene un Cristo
¡Qué orgullo nos da tenerlo!
Hace más de 170 años que la bendita imagen del Señor de la
Misericordia preside
y acompaña el caminar de los habitantes de estas tierras. Podemos
decir que no es una imagen cualquiera, sino que tiene características y muy
similares.
Los ojos del Señor de la Misericordia
Hablando de los ojos del Señor de la Misericordia, éstos están
conformados anatómicamente por la escalera, córnea, iris y pupila, esto es la
parte anterior del ojo, o, como se llama en medicina, segmento anterior, además
tiene el punto lagrimal. Se observaron con varios aparatos que nos dan una
imagen clara y de gran aumento ; además un hallazgo clínico, su pupila
dilatada, esto indica que no hay funcionamiento cerebral, es decir, que quienes
realizaron este trabajo conocían perfectamente la anatomía y funcionamiento del
ojo, algo contradictorio para aquel tiempo, puesto que hace 160 años eran
contadas las personas que conocían en verdad la anatomía del ojo, como para
formarlo tal como lo tiene la imagen y la manera como se lo implantaron.
Aquí en nuestro país los primeros oftalmólogos que ejercieron fueron
en el antiguo hospital de Nuestra Señora de la Luz (que tiene ya casi un siglo
de existencia), es por eso que es muy remota la idea de que alguien que tallara
imágenes aquí en la zona de Los Altos, conociera la anatomía perfecta del ojo.
La boca del Señor de la Misericordia
En su boca se pudo apreciar claramente el paladar blando, la
campanilla, la lengua y cabe mencionar que es una lengua perfecta, así mismo
los dientes del maxilar superior, que según un testigo dice que el padre
Agustín Ramírez mencionó que los dientes
eran de marfil, algo que se podrá comprobar con los estudios que se continuarán
haciendo.
Con esto se puede afirmar que es único, ya que los crucifijos
contemporáneos no son de la misma perfección; creemos entonces que el Señor de
la Misericordia no fue tallado por un simple escultor, sino pudo ser obra
divina.
La escultura del Señor de la Misericordia representa a nuestro
Divino Salvador después de muerto y de haber sido atravesado su costado por la
lanza del soldado, y tiene inclinada la cabeza hacia el lado derecho.
Es notable que la parte transversal de la cruz, y es la causa de que
el brazo izquierdo del Crucifijo es más algo que el derecho.
¡Abramos nuestro corazón para que el Señor de la Misericordia se
quede en cada uno de nosotros!
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