El martes de la semana pasada me habló un
amigo del Puerto de Veracruz, al que le contesté la llamada con cierto recelo,
porque siempre que me habla es para pedirme dinero prestado. Y no es que sea
del todo mala paga, pero tampoco es el más puntual pagador de este planeta.
- ¿Qué hay? -le oí decir mientras pensaba
rápido en el mejor pretexto para negarle el favor, mismo que no me fue difícil
hallar, bastaría con decirle la verdad: no tengo.
- Pues nada -le dije- lo que cuentes…
“Oye -me interrumpió- dice fulano (otro amigo) que no te encuentra, que está
sin chamba, se la jugó con el candidato del PRI de Boca del Río, pero pues…
perdió”.
- ¿Y dónde está -le pregunté- en Veracruz
o en Xalapa?
- “No pues acá está en su casa nomás, no
hace nada”.
- No te preocupes -le dije-, ese cabrón
es rico…
- ¿Y qué?, ¿tú cómo has estado? -le
pregunté ya con ganas de que me tirara el sablazo de una vez, para de una vez
decirle que con qué ojos divina tuerta… Pero no, no se trataba de dinero…
Mi amigo es de esas personas que creen
que los periodistas lo saben todo, aunque claro, él cree que sabe más que todos
los periodistas:
- “Oye -me dijo- ¿cómo ves las cosas?”
- ¿Cuáles cosas?
- “Pues la situación… ¿cómo ves venir la
situación?”
- Pues no sé… -pensé que me estaría
hablando de las protestas de los maestros, de los bloqueos, del vandalismo de
la CNTE. Pero no, su preocupación era más seria:
- “Dicen que el día catorce se va a armar
la chifosca…”
No sé qué cosa será una chifosca, pero
por lo que añadió: “que lo del magisterio fue sólo un ensayo, que viene lo
bueno”, entendí que se trataba de lo que él cree que sería una nueva
revolución, que daría inicio con un paro nacional al que estaba convocando el
viejo priista de Tabasco y ahora mesías tropical Andrés Manuel López Obrador,
para impedir la venta de Pemex, como en su momento impidió Él la extracción de
crudo incendiando pozos petroleros, ya que según Él esa es la finalidad de la
Reforma Energética y hay que impedirla a toda costa.
- Ah pues no sé -le dije-, si te refieres
al supuesto paro nacional que dará inicio a una nueva revolución, yo no tengo
ningún elemento que aportarte, no me ha brincado
ninguna alarma. A Andrés Manuel ya no lo
sigue la cantidad de gente que lo seguía, cuando se dieron cuenta de que estaba
loquito… ¿te acuerdas de su presidencia legítima y del gabinete legítimo de su
gobierno legítimo?, pues lo empezaron a abandonar muchos, ya no representa un
peligro para México.
- La revolución aquí -le dije más- está
sólo en las redes sociales, pero de cada mil revolucionarios que hay en el
twitter y en el feis, 999 no le entran a los cabronazos, pelean sólo a tuitazos
y colgando consignas e insultos contra Peña Nieto en su muro; como decían en mi
rancho, son puros puros y al amanecer bachichas. Aquí no pasa nada (hasta que
pasa, claro está), las redes sociales les sirvieron a los árabes, en Egipto, en
Túnez, en Libia… pero allá había un motivo para salir todos a la calle y para
arriesgar el pellejo, había dictaduras de varias décadas que ya los tenían
hasta la madre; pero aquí ¿cuál sería la motivación para pasar de los tuitazos
a los fregadazos de a deveras?, ¿apoyar a los maestros holgazanes?, si yo no
voy a trabajar un día me lo descuentan, y si falto una semana me corren;
¿apoyar a los del SME?, ¿a los porros del CCH?, ¿a los anarquistas que golpean,
destruyen y roban?, ¿sólo por atender la convocatoria del Peje para evitar que
nos roben el petróleo que nunca ha sido nuestro? ¡Que lo apoye Romero
Deschamps!, ése sí es uno de los dueños, a mí me la dejan caer cada mes con un
aumento a la gasolina, ¿cuándo ha sido mío el petróleo? no mames…
Por último le pregunté si él dejaría de
trabajar el día 14 en apoyo al paro nacional del Peje. “No -me dijo- yo tengo
chamba de a madres, hasta tengo dos empleados y si alguno de ellos falta a
trabajar ese día lo mando mucho al averno…”
-¡Ah… ah! ¿entonces cuál chifosca? no
inventes. Aquí no pasa de los desmanes y el vandalismo de los maestros
huevones, que lo único que quieren es no trabajar. Hasta que les rompan la
madre y pierdan su empleo, para lo cual me parece que no falta mucho.
No sé si logré tranquilizar a mi amigo,
pero al menos me dio gusto saber que tiene ahorita mucha chamba y que no me
habló para pedirme dinero prestado. Como quiera me amenazó al despedirse:
“Quedamos pendientes”, dijo.
Una semana después quedó confirmado el
pronóstico, el paro nacional del Peje pasó sin pena ni gloria, nadie le hizo
caso…
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