Los amigos del Rey

Por el padre Miguel Ángel

Cuentan que en la antigüedad había un grupo muy selecto en cada palacio real, que se llamaba “Los amigos del Rey”.
Ellos eran los únicos que podían ir a hablarle en cualquier momento. A ellos se les contaban los grandes secretos del gobierno y tenían entrada libre en el palacio. El rey hablaba con ellos antes de dar sus decretos.
Ser “amigo del Rey” era el máximo honor y la aspiración suprema de las personas de un reino.
Jesucristo en el Evangelio nos dice “Nadie tiene amor más grande a sus amigos, que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo sirvientes, porque el sirviente no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre”.
Jesucristo aquí y ahora nos está llamando a ser sus amigos, los amigos de Dios.
Se trata de un ofrecimiento, pues eso significa que ya no tenemos que contemplar al Hijo de Dios llenos de miedo, porque no somos esclavos que no tienen derecho a dirigir libremente sus palabras a los amos.
Jesucristo hizo algo que nos llena de satisfacción y gratitud: nos concede la amistad con Dios, de manera tal que Dios ya no es un extraño lejano, sino  nuestro más íntimo amigo.
Es oportuno hacer hoy un serio examen de conciencia.
¿Cómo tratan los maridos a sus esposas?¿Como a sirvientas, observando con ellas relaciones de amo-esclava, superior-inferior, adulto-menor de edad, el que grita- la que calla, el que manda-la que obedece, ó como una amiga, tomando en cuenta su opinión, sus gustos, discutiendo planes, presupuestos, soluciones a los problemas familiares, decidiendo juntos?
¿Cómo tratan los padres a los hijos? ¿Como a los siervos imponiendo determinaciones, negándonos a escuchar razones, oponiéndonos a deseos legítimos, no respetando sus derechos; o como amigos, guiando, dejando tomar responsabilidades, compartiendo problemas, ofreciendo soluciones?
¿Cómo tratamos los hijos a los padres? ¿Como a siervos sin más función en la vida que cumplirnos antojos, proporcionarnos  dinero, arreglarnos los cuartos, recoger la ropa sucia, diciendo que sí a todo; o como amigos que necesitan nuestra compañía y nuestro reconocimiento, que también tienen derecho a descansar y a divertirse, que merecen nuestro respeto y nuestro cariño y cuando se equivocan, nuestro perdón?
¿Cómo tratamos a nuestros trabajadores?¿Como a siervos sacándoles lo más que podemos y dándoles lo menos que se pueda; o como amigos con necesidades, con problemas, con penas, con una calidad humana igualita que la nuestra?.
¡Ojalá que en este examen no vayamos a salir reprobados!

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