Cuando surge una noticia de que se
consiguieron recursos para tal obra pública, sobre todo si es de cientos o
miles de millones de pesos, los políticos deben tener una sonrisa de oreja a
oreja, imaginándose la simpatía que tendrán de sus gobernados al anunciarles
que ahora sí hay lana para hacer tal calle, meter agua, drenaje o luz o hacer
una mega obra como un sistema de transporte masivo y moderno.
Y aunque la lana no sea para alguna obra
para la población, de todas maneras habrá sonrisas y si no, se les puede
preguntar a los diputados, que usan el dinero de las "casas de
enlace" para meter ahí todos los gastos que se les ocurran, a discreción y
sin ninguna mortificación.
Cada legislador local recibe al mes casi
100 mil pesos, que son utilizados en las supuestas casas de enlace que tienen
en los municipios sede de los distritos que representan, aunque algunos tengan
dos o más.
Haciendo cuentas, se gastaría unos 5,000
pesos cuando mucho en la renta de una oficina, más unos 3,000 (también, a lo
sumo) en teléfono, luz, internet y agua; unos 7 u 8 mil pesos en el sueldo de
la persona que atienda la casa de enlace y otros 2,000 pesos en otros gastos,
como papelería, insumos y alguien que ocasionalmente haga el aseo.
Lo anterior serían unos 18,000 pesos
mensuales, redondeémoslo a 20,000. Con esta cantidad, se podrían tener unas
cinco casas de enlace en todo el distrito y funcionando sin ninguna limitación.
Pero ningún diputado tiene cinco casas de
enlace, ni cuatro, ni tres, dos cuando mucho, una en la cabecera distrital y
otra en el pueblo de donde es originario el legislador. Además se ahorran todo
lo que pueden, pues en vez de pagar renta, usan la casa de un pariente, se
ahorran el internet y todas esas cosas y ni soñar en pagarle a alguien 8,000
pesos al mes, sobre todo si se está en un municipio pequeño donde los únicos
que ganan un salario decente son las autoridades.
O sea, a los diputados les queda mínimo
unos 60 u 80 mil pesos libres al mes de lo que el Congreso les da para casas de
enlace; es como ganar otro sueldo, sin que nadie les fiscalice rigurosamente lo
que gastan, pues basta con presentar factura de todo lo compren, sin importar
si está relacionado para el fin que se les dio el recurso.
Y volviendo a lo primero, de que a las
autoridades les aparece una sonrisa cuando consiguieron lana para alguna obra,
es fácil imaginar por qué: la mochada que recibirán de la empresa que hará la
obra -el diezmo, que le llaman- y que también, como los diputados, podrán
justificar todos los gastos que se les ocurran, pues el dinero ya lo
consiguieron y sólo hay que presentar comprobantes de pago que son
relativamente fácil de obtener.
Así tienen que "los costos se
dispararon por la inflación", que "surgieron imprevistos que
encarecieron la obra", como un venero de agua que salió al estar
escarbando y ahora hay gastar extra para encauzarlo y evitar que inunde la
construcción (y ahí salió el pretexto ideal para agenciarse más billetes).
Fue por eso que el gobierno del estado
dijo que no se pueden construir dos nuevas líneas de tren ligero en
Guadalajara, pese a que el gobierno federal dijo que una de ellas costará mil
millones de pesos y destinó 1,500 para hacerla.
El alcalde de Tlajomulco dijo que se
necesita hacer otro tren a su municipio y para ello demostró que de lo que dará
el gobierno federal, fácilmente ajustará para hacer dos líneas, pero desde el
gobierno estatal les respondieron de una y otra manera que no, aludiendo
factores técnicos, económicos o de permisos que no dieron instancias federales.
Cualquier cantidad de pretextos.
No creo que el alcalde de Tlajomulco sea
ingenuo, pensando que con demostraciones aritméticas convencería a las
autoridades estatales de hacer otra línea del tren ligero. No, el presidente
municipal ya sabía que muy probablemente le dirían que no, pero consiguió en
parte lo que buscan él y el grupo político detrás suyo, exhibir un poco a
Aristóteles y su grupo de trabajo.
Pero, si te dan 1,500 millones de pesos
para una obra que cuesta 1,000, no vas a soltar tan fácilmente los otros 500...
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