De acuerdo con vecinos
+ Tenía un año separada del padre de sus
hijos; la
relación con la familia paterna no era muy cordial
Una mujer reservada y de poca conversación,
aunque muy amorosa con sus hijos, así es calificada Dolores Marcela Tapia Tapia, quien es acusada
de parricidio por parte de la Fiscalía Central, luego de haber mentido a las
autoridades para ocultar que su hijo de tres años había sufrido un golpe en la
cabeza y a causa de ello presuntamente perdió la vida, aunque la autopsia
revelara después que el pequeño Jonathan Alejandro Cortés Tapia había muerto
por asfixia, al estar envuelto en celofán.
Vecinos de la calle Donato Guerra, en San
José de Gracia, delegación de Tepatitlán, aseguran haber tratado poco a Dolores
Marcela, pues ella se limitaba a saludar cortésmente a quien se encontrara en
la calle, mientras que Jonathan y sus otros dos hermanos, eran más conocidos
por estar constantemente jugando en la vía pública, aunque su mamá, cuando
hacían alguna travesura, los reprendía amablemente y les ordenaba que se
metieran a la casa, la cual luce ahora deshabitada.
En un jardín de niños ubicado a pocas
cuadras del hogar, donde estudiaba el hermano mayor de Jonathan, las maestras
del plantel coincidieron en señalar que Tapia Tapia era una madre de familia
común y corriente, atenta y amable, que siempre cooperaba cuando se le era
requerida en alguna actividad de la escuela, aunque sin compenetrar mucho con
el resto de los padres de familia.
Luego de lo ocurrido el 24 de febrero,
los abuelos de los hijos de Dolores Marcela acudieron al jardín de niños y
solicitaron todos los documentos del hermano que estudiaba ahí, con el
argumento de que lo cambiarían a un plantel más cercano al nuevo hogar de los
menores.
En la única planta industrial que hay en
San José de Gracia, Procesadora de Aves Tepa (PATE), donde laboraba la ahora
detenida, sólo refirieron que Marcela Tapia era una mujer sin sobresaltos, que
interactuaba con sus compañeros de forma normal y nunca protagonizó altercados
en dicha factoría.
El papá de Jonathan y sus hermanos, Julio
César Cortés Aguirre, se encuentra en Estados Unidos y de acuerdo con una
hermana de él, de nombre Imelda, Julio César y Dolores Marcela ya tenían un año
separados, aunque no estuvieron casados y vivían en unión libre antes de que él
se fuera al país del norte, luego de haber decidido separarse de la madre de
sus hijos.
Julio César, a decir de Imelda, mandaba
dinero todos los meses a sus hijos, el cual era entregado por su madre a
Dolores Marcela, sin embargo la relación entre ella y su otrora familia
política no era del todo cordial y los encuentros eran solamente los
indispensables, ya sea para que los niños pasaran unas horas con los abuelos y
los tíos paternos o para recibir sus regalos de Navidad.
Antonio Cortés y María Guadalupe Aguirre,
abuelos paternos y ahora custodios de los hermanos de Jonathan, fueron buscados
en su domicilio, pero se encontraban en un velorio por la muerte de un hermano
de la mujer; más tarde Antonio fue localizado vía telefónica y refirió que el
24 de febrero, él se encontraba en Valle de Guadalupe pescando cuando fue
contactado por la Fiscalía Central y desconoce cómo perdió la vida su nieto de
tres años.
Pese a lo ocurrido y a la poca relación
que había con Dolores Marcela, don Antonio y su familia no la juzgan,
refiriendo "que sólo ella sabe cómo ocurrieron las cosas", pues nunca
fueron avisados de la supuesta desaparición de Jonathan ni de que había sufrido
un golpe en la cabeza.
El hombre explica que Dolores Marcela no
es de San José de Gracia y que en este poblado no tenía ningún familiar, a
excepción de una hermana, de la que poco se sabe de ella y que no pudo ser
localizada.
"Los niños se encuentran bien y no
saben a ciencia cierta qué fue lo que ocurrió con su hermano y por lo pronto se
van a quedar con nosotros, pues su papá está en Estados Unidos y no creo que se
vayan para allá". Explica Antonio Cortés.
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