Obvio
Y –dijo El Principito- si yo me encargo de mi Rosa…
Mi limitada capacidad intelectual no me da
para entender los grandes planes y proyectos de las administraciones
municipales (se llaman Ayuntamientos) y de cómo suponen o plantean las
soluciones a las necesidades o problemas de la sociedad.
Dicen que publican, obligados por la ley, un
plan municipal de desarrollo (así, en minúsculas), donde presentan sus
propuestas para solucionar los múltiples problemas del pueblo. Desde antes de
llegar al poder, cuando son candidatos, los partidos deben presentar sus “plataformas”
donde soportan lo que podrían ser sus acciones de gobierno.
Ese es un tema tan complejo que los políticos
contratan a especialistas para que les elaboren dichos documentos y pasar las
aduanas legales entre las candidaturas y la administración.
En algunos casos, los documentos de quienes
andan en campaña y los que alcanzan el poder, son escritos románticos que
parecen sacados de textos románticos de la época renacentista.
Para los que conocen esas normas y esas
exigencias, tanto la plataforma como el Plan de desarrollo, son “las bases para
hacer lo que el pueblo necesita”. Pero… la realidad es muy diferente.
Cuando los políticos llegan al poder,
inmediatamente les cubre la amnesia, la modorra y los pretextos.
¿Cómo podríamos atender a la población?
Una respuesta básica, simple, pero
tal vez efectiva, la podríamos encontrar en las imágenes que el propio
Ayuntamiento de Tepatitlán subió, por ejemplo, con las actividades previas al “Miércoles
ciudadano” que aplicaron en El Tablón.
Ahí, los empleados municipales pusieron a
dibujar y colorear a los niños de la colonia. Lograron convocar a los pequeños
a hacer algo “diferente” a lo que cotidianamente hacen. Unas simples hojas y
unos pequeños lápices de color les hicieron pasar a esos niños una tarde increíble.
Así de simplona es la vida de los pequeños.
Cosas simples, actividades simples, entretenidas, con orientación al arte y a
la diversión. Acciones lúdicas para tenerles en un espacio seguro, alejados de
la flojera y la ociosidad.
¿Por qué no replican esas pequeñas
actividades todos los días, en todas las colonias, en todo el municipio?, ¿cuánto
presupuesto pueden utilizar las autoridades en atender a los pequeños para que
no estén en la calle “haciendo nada”?
¿Cuánto le pagan a los empleados
por estar 8 horas en una silla en alguna oficina, esperando a que lleguen los
ciudadanos?, ¿cuánto podrían pagarles a los funcionarios por pasar 3, 4 horas
diarias en las colonias, poniendo a colorear, a dibujar, a crear, a leer, a
ejercitar cuerpo y mente?
¡Qué compleja debe ser la visión de los políticos
que hacen de las cosas simples actos complicados!
Hay que hacer lo básico. Problemas
obvios, soluciones obvias ¿no?
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