Por Pbro. José Arturo Cruz Gutiérrez
¿Ayuno de qué?, ¿Abstinencia de qué? Los
que no quieren privarse de nada, irán a cualquier sitio, pero no al cielo.
Al hablar de cuaresma muchos se acuerdan
del ayuno y la abstinencia. Creen que, por reducir un poco los alimentos del
Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, y porque los viernes en lugar de comer
carne toman pescado, ya son penitentes.
La verdad es que
hacer eso no cuesta gran cosa; pero, ¿qué tal el ayuno y la abstinencia de los
malos pensamientos, el ayuno de las malas palabras y las malas acciones? Eso ya
es otra cosa, que cuesta inmensamente más. Y se trata de seguir esta rigurosa
dieta más que la de los alimentos.
Ayunar de los
malos pensamientos. Cuántas malas ideas circulan con semáforo verde por la vía
pública de nuestro cerebro, como son: las etiquetas que les ponemos a los
demás, la pornografía, las intenciones malévolas, esos resentimientos largamente
alimentados, etc.
Ayunar de las palabras malas. Un
buen porcentaje de nuestra mercancía verbal es de muy mala calidad. Las
murmuraciones, las críticas son un manjar envenenado con el que se alimentan
muchas personas. El que no critica a su prójimo es una maravilla del universo;
y estas maravillas se dan muy poco. Lo normal es criticar, murmurar, comerse al
prójimo. Se critica todo y a todos con desvergüenza.
En una ocasión
encontré a una persona que me pidió sinceramente un consejo: ¿qué podía hacer
para erradicar su hábito de murmurar?. Le aconsejé que rezara un avemaría
cada vez que se le escapara una crítica. Tomó el consejo muy en serio, y el
resultado fue que el primer día tuvo que rezar casi tres rosarios completos.
Luego, poco a poco, fueron disminuyendo las avemarías, hasta que no tuvo que
rezar ninguna, porque había vencido el hábito de murmurar. El consejo es
válido, y el que desee dejar de ser un murmurador, puede intentarlo.
Podemos intentar
también el ayuno de palabras sonoras, chistes de doble sentido, etc. Hay mucho
de que ayunar, por ejemplo, de las malas acciones. Ayuna de verdad el que deja
de cometer maldades.
Ayunar de las bebidas alcohólicas;
ayunar del robo, las injusticias, fraudes, peleas, adulterios, infidelidades;
ayunar de películas pornográficas, de envidias, malos deseos contra los demás y
tantas cosas más.
Si, durante este ayuno y abstinencia del
mal, se toma una dieta abundante de caridad con el prójimo, de sacramentos, de
renovación espiritual, de buenas obras, entonces tendrá sentido la Cuaresma. De
lo contrario, será una comedia aquello de correr a la Iglesia a que me pongan
ceniza.
Algunos están seguros de que ya se les
borraron sus maldades, porque les impusieron la ceniza; como si fuera así de
fácil. Más bien, el ir a recibir ceniza significa comprometerse a hacer ayuno y
abstinencia de alguna de aquellas cosas malas que se dan en mi vida. ¿En qué va
a consistir mi ayuno y abstinencia durante esta Cuaresma?
¿Ayuno de qué?, ¿Abstinencia de qué? Los
que no quieren privarse de nada, irán a cualquier sitio, pero no al cielo.
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