Resucitar



Caminar con las orejas y oír con los ojos…

 Definitivamente los que hoy dirigen a nuestra comunidad son la generación “Chabelo”.
Nos la creímos con aquella canción del “Reino del Revés”.
 Así las cosas hoy, en nuestra tierra tenemos políticos que hacen empresas; tenemos empresarios que se quieren meter de políticos.
 Algunos funcionarios están preocupados por alcanzar los mejores rendimientos del dinero. Se la pasan proyectando cómo incrementar sus ingresos. El servicio, la atención, la comunidad, es lo de menos. Para el político lo importante es lo rentable.
  Algunos empresarios están más preocupados por alcanzar un puesto público o por influir en las decisiones de los gobernantes. Quieren imponer a sus candidatos y sus condiciones. Que los presupuestos les ayuden y el gobierno les haga infraestructura, les condone impuestos y les mantenga a sus empleados.
 En las escuelas, hay profes que no saben, que no quieren enseñar, que no educan. Para algunos de ellos lo importante es alcanzar dos o tres plazas, con los mejores sueldos y, si se puede, conseguir algún cargo público que les permita tener tres o cuatro sueldos. La congruencia es lo de menos, lo importante es el patrimonio.
 Algunos alumnos van a la escuela para pedir (a veces exigir) que les suspendan la clase; se quejan de las tareas, de los horarios, del calor, porque les prohíben el uso del celular en el salón. No llevan la tarea y si la llevan, no saben explicar sus pensamientos, sus deseos. Lo padre de ir a la escuela es la suspensión de clases, los puentes.
 Algunos legisladores se dedican a “gestionar” recursos para sus municipios. Sus prioridades son “bajar” lana para obras, aunque no suban a tribuna ni presenten iniciativas de nada. Sus sueldos son escandalosos y las prerrogativas que reciben son ofensivas. Quieren legislar a periodicazos y convencer con gacetillas al electorado, pero no tienen ni idea de cuánto impactan sus aprobaciones en el Congreso.
 Tenemos servidores públicos que no sirven. No están en su chamba porque atienden otras tareas: (“No dejaré mi chamba por tres años de Ayuntamiento”, dicen algunos). Tienen horario pero no se les encuentra en sus oficinas.
 Hay regidores que no han presentado una sola propuesta, que no han hablado en año y medio de solución alguna a los múltiples problemas de la ciudadanía y, cuando de pronto intervienen, es para sacar el hígado y aplicar sus odios y traumas sociales hacia sus “enemigos”.
 Tenemos también “atletas” que van a la cancha deportiva en busca de la cheve o del cigarro que se tiene después del partido. Promotores deportivos que no hacen ejercicio, que no cuidan su salud.
 Hay también “reporteros” que lo único que pelean son los pases para la feriabril o su acreditación para gorrear los eventos sociales. El trabajo periodístico, la crónica, la investigación, la discusión en busca de soluciones para la comunidad, eso es lo de menos.
  Hay, también, educadores que lo mejor que hacen es organizar reuniones político-sociales para platicar de sus logros, pero que no conocen, que no atinan a describir cuántos alumnos tienen trabajo y dónde estarán colocados al concluir su universidad. Lo suyo es la farándula, la faramalla.
 Bueno, tenemos organizadores de fiestas que piensan en cuántas felicitaciones y compensaciones recibirán y no en cómo atenderán a sus invitados.
 Hay funcionarios que no resuelven sus compromisos y no atienden sus tareas, pero ya hacen campañas en las colonias levantando basura y poniendo árboles que luego se secan.
 O bien, los que aparecen hasta en los templos o hacen procesiones para anunciar que están trabajando.
 Definitivamente, Chabelo tiene la culpa de que nuestra comunidad sea un verdadero reino del revés.
 Pinches programas de televisión, nomás nos falta que al rato tengamos sesiones de Ayuntamiento o Asambleas de comerciantes al estilo “Laura de América”.

 Necesitamos, en esta semana, el milagro de la resucitación…

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