Los maestros, no todos, pero sí muchos de ellos, son gente muy cerrada, necia y que no entiende razones; pocos realmente los veo haciendo cosas más allá de lo que los obliga el gobierno y por el bien de los niños, como Vidal Partida o nuestro amigo Oscar Miguel Rivera, que aunque seamos de ideologías distintas, les reconozco su actividad extra curricular.
Pero hay muchos que sólo buscan predicar y no hacer nada o muy poco, pensando que así contribuyen a mejorar la niñez y de paso a sus papás. Llaman mediocres a los medios de comunicación que hablamos mal de ellos, tiranos a sus jefes directos de la Secretaría de Educación y bandidos y sinvergüenzas a los diputados y gobernantes.
Claro, eso entre ellos, porque cuando tienen en frente a quienes a sus espaldas denuestan, todo es sonrisas, saludos, pláticas y a los políticos y gobernantes hasta peticiones de “apoyo” para tal o cual cosa.
Se quejan de que -¡uta!-, les rebajan dos semanas de vacaciones de ¡doce! que tienen en todo el año para asistir a unos cursos al final del periodo escolar. Echan pestes también si el gobierno los amenaza con ponerles falta y sancionarlos económicamente si no cumplen con algún día de trabajo marcado en el calendario escolar.
Pero no nomás eso, también salen con que su trabajo no es nomás de seis horas diarias en un salón de clases (o doce, si tienen turno doble), pues también tienen que atender familia, hacer quehacer en sus casas, preparar la comida y no sé qué más.
¿Que acaso el resto de la humanidad no tiene también los mismos deberes en sus casas cuando sale del trabajo?
Y qué son seis horas o doce, hay gente que trabaja casi todo el día, que no ve a sus hijos porque aún están dormidos cuando ellos salen al trabajo y cuando regresan a casa ya están por dormirse…
Y que lloran por dos semanas que el pinche gobierno les escamoteó de sus vacaciones para que vayan a cursos. Con excepción de los diputados, el resto de los mexicanos tiene que trabajar prácticamente todo el año y si tiene suerte, apenas le dan unos días de vacaciones.
De esto no se salvan ni los gobernantes, que muchos dirán que se van de paseo a conocer otras ciudades o países “a costa del erario”, pues sí, pero van como autoridades y tienen que cumplir con una agenda, sin mencionar que desde donde estén tienen que estar al tanto de cómo van las cosas en sus demarcaciones y enviar instrucciones remotas si es necesario y luego corroborar que todo haya salido como lo dispusieron.
A algunos maestros les falta humildad, darse cuenta de que son privilegiados por no tener que trabajar los fines de semana y de tener varias semanas de vacaciones pagadas, de que su mismo patrón, el gobierno, les dé cursos sin tener que pagarlos, de gozar otras prebendas que el sindicato les ha conseguido a lo largo de los años.
Se quejan y con toda justificación de los sueldos bajos y de la mala imagen que muchos tenemos de ellos.
Los sueldos bajos es un problema no sólo de los profes, sino de todos los trabajadores, aunque un maestro que trabaje tan pocas horas y días al año no debe esperar a que le paguen un sueldazo, para eso hay que buscar un mejor trabajo y mejor pagado. Se puede seguir siendo maestro y tener una mejor paga, aunque para eso hay que esforzarse, capacitarse, emigrar si es necesario, pero muchos educadores no están dispuestos a nada de ello, pues es más fácil protestar en grupo.
Y la mala imagen irá cambiando cuando ellos mismos dejen de protestar, grillar y trastornar la vida de los demás sin ningún motivo e impunemente. Algunos profes dicen que ellos nunca hacen huelgas ni hacen manifestaciones en la vía pública, ¿pero no creen que los padres se molestan si por cualquier motivo se suspenden las clases y deben buscar qué hacer con sus hijos mientras ellos van a trabajar?
No servirá de gran cosa esto que escribo, más que para llenar el espacio semanal que 7 días me regala por ser su editor. Creo más bien que los profesores que siempre me llaman mediocre y mentiroso, lo seguirán haciendo aún con más rencor cuando lean esto, pero ni modo, ya qué.
Gracias a mis maestros en la niñez sé leer, escribir y medio hacer operaciones matemáticas (no fue culpa de mis profes sino que los números no es lo mío). No puedo imaginar si me hubieran dado clases maestros protestones y que creen que hacen su trabajo al predicar sin que nadie los oiga realmente.
0 Comentarios