No se detuvo la camioneta
• En el percance, otros dos resultaron heridos y tres autos fueron dañados
Pidió una camioneta prestada para “calarla”, pues quería comprarla, pero sufrió una falla mecánica el automotor y ocasionó una tragedia, dejando a un menor al borde de la muerte.
Fue así que un menor de edad que limpia parabrisas en los cruceros de Tepatitlán quedó gravemente herido tras ser arrollado por la camioneta de modelo atrasado, a la cual presuntamente se le quedó pegado el acelerador y su conductor no pudo detenerla al llegar a un semáforo. También se reportan lesionados los dos ocupantes del vehículo y daños a otros dos automotores.
Los hechos ocurrieron la tarde del miércoles en el bulevar Anacleto González Flores, frente a un negocio de materiales de construcción. José Raúl Velázquez Rodríguez, de 32 años, manejaba una camioneta pick up Chevrolet, modelo 92, acompañado de Miguel Ángel Torres, de 29 años, ambos vecinos de Tepatitlán.
Al llegar a un crucero semaforizado, el vehículo siguió su camino sin detenerse, arrollando a un menor que limpiaba parabrisas a los automotores que llegan a dicho crucero; tras aventar al jovencito por los aires, la camioneta se fue de largo e impactó a un Nissan Tsuru en color blanco y un Vokswagen Cross Fox, también en color blanco, los cuales estaban estacionados y sin pasajeros dentro.
Sin embargo la marcha de la vieja camioneta no terminó hasta llegar a la banqueta de un negocio, donde casi se incrusta en la entrada, aunque ahí no se reportaron personas lesionadas.
El menor, de nombre José Luis Vidrio, de 14 años y vecino de Tepatitlán, recibió un fuerte golpe en la cabeza y excoriaciones en gran parte de su cuerpo, por lo que fue llevado grave de salud al Hospital Regional de Tepatitlán.
Por su parte, los tripulantes de la Chevrolet resultaron con algunas fracturas y heridas regulares y fueron llevados a un hospital del IMSS de Tepatitlán.
Antes de ser trasladado al puesto de socorros, el conductor de la camioneta refrió que el vehículo no era de su propiedad, sino de un conocido, a quien se la pidió prestada para salir a conducirla por las calles con la intención de comprarla, pero al ir circulando por el bulevar, el pedal del acelerador se quedó pegado, haciendo que el automotor circulara a toda prisa sin poder detenerse, con las consecuencias ya descritas.
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