Ratones verdes



La mediocridad y poca memoria volvió, luego de cuatro años y en su versión 2014, sí, la selección nacional volvió a fracasar y a quedar en el mismo lugar, aunque viéndolo positivamente, se esperaba mucho menos de este equipo, después de observarlo calificar a duras penas al mundial, tras despachar a la selección de Nueva Zelanda hace unos meses.

Varios miles de mexicanos, quizás millones, quizás la mayoría de los que vivimos acá, pese al dolor de la derrota contra Holanda y de calificar hasta el cansancio a Robben como mentiroso, ladrón y otras cosas más, se sienten contentos con el desempeño del tricolor, que vuelve a quedar por sexta ocasión y en 20 años en octavos de final.

¿Hay algo que festejar aquí? Si tenemos un negocio que en un año nos dio, por poner una cifra, 5,000 pesos de ganancia, al otro año la misma cantidad, al otro, la misma, la misma y la misma, ¡durante 20 años seguidos! ¿Se puede considerar eso un progreso, superación, algo ascendente?

Pero bueno, para los que deseamos que gane México en cualquier deporte y competencia internacional, pero no somos tan incautos ni nos fanatizamos, el papel del Tri en el Mundial 2014 de Brasil, es una muestra de pobreza de resultados.

Cada cuatro años hay ganancias para los directivos, más jugadores se van a Europa, las televisoras también se llenan de lana, todos contentos, pero el equipo no pasa del mismo lugar.

Tal vez sea nuestro nivel real en fútbol y nunca logremos superarlo; no es tan malo tampoco y después de todo tenemos seis mundiales consecutivos a los que asistimos y que encima pasamos a la siguiente fase. No cualquier país lo logra y México sí.

Pero que nos digan que ¡ufff!, estuvo excelente la actuación de México y (aunque no se haya avanzado más allá) el equipo mostró garra, coraje, espíritu, lucha -y los adjetivos y estupideces más que se nos ocurran-, pues se me hace hasta irresponsable y hasta mala leche.

Mala leche por los millones de niños que desde los 4-5 años ya comienzan a ver el fútbol y emocionarse con los partidos de la selección, a la cual ven que fracasó y aún así sus papás y los comentaristas de la televisión satisfactoriamente oyen decir que se hizo un buen papel y digno.

Qué mensaje tan pésimo para las nuevas generaciones. Un deporte que atrae masas y es modelo de superación para muchos, engañe a sus seguidores con tantas mentiras que maquillan la realidad: México lleva años estancado y por lo menos en fútbol no hay ningún progreso.

Y peor aún me parece echarle la culpa al árbitro que pitó el México-Holanda o fustigar a los seleccionados holandeses y llamarles rateros y tramposos.

Los holandeses no llegaron al área de México por casualidad, fue por las facilidades que dieron nuestros compatriotas en los últimos minutos. ¿Cuándo reconocerán públicamente eso los directivos y admitir que ahí se fue el pase del Tri a cuartos de final?

Ciertamente se opuso resistencia y a Holanda le costó trabajo hacer los dos goles que le valieron el triunfo, pero ésa es precisamente la actitud que le falta a los mexicanos: luchar hasta el final, nunca bajar los brazos y cuando se haya conseguido el objetivo, nunca aflojar.

En fin, no fue malo para México el Mundial, quedaron muchas cosas buenas e incluso las malas sirven para aprender la lección. Me parece que después de tantos mundiales, en éste se pudo ver que la selección realmente puede aspirar a los cuartos de final, pues hay material para ello y hasta para más.

Pero de lo anterior, a decir que fue un papel destacado y sobre todo pregonar que no hubo un fracaso, pues francamente sí da pena escucharlo y sobre todo cuando así se engaña a las nuevas generaciones de futbolistas, que soñarán con estar algún día en la selección y lo único que les importará será ganar billetes e irse a un equipo del extranjero, pues en el equipo nacional bastará con solamente llegar a octavos de final.

Broncón

No se acaban las broncas en la dirección de Catastro de Tepa; cuando más o menos se había quedado enterrado el asunto del fraude con las tarjetas de crédito, ahora el titular, Gilberto Casillas, se ve envuelto en una denuncia penal y hasta encarcelamiento por unas horas.

El delito, si es que lo hubo, parece que fue menor, aunque el golpe mediático de haber sido detenido nadie se lo quita a Gilberto, ocasionándose un buen mitote.
Jorge Eduardo González Arana, el alcalde de Tepa, deberá poner atención en esa área de Catastro, si de 
verdad quiere que todo se esclarezca en esa dependencia municipal. El asunto de las tarjetas de crédito nunca se disipó, pues sólo se supo de la “renuncia” de los empleados que habrían abusado del puesto y hacer esos movimientos bancarios que costaron miles de pesos al ayuntamiento en ese entonces.

Así que, lo que ocurrió con Gilberto debería ser el motivo ideal para poner orden en esa parte de la casa. A ver qué pasa.

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