Gasolina



Antes era muy raro encontrar algún lugar que no fuera una gasolinera y que vendiera combustible, si lo había, estaba ubicado en zonas apartadas de los pueblos y grandes urbes y el precio por litro era un poco más caro que el ofrecido en cualquier expendio de Pemex.

Lo anterior hacía inferir que el vendedor de dicho combustible iba hasta el pueblo o la ciudad con varios bidones a llenarlos en una gasolinera, volvía a la comunidad alejada y vendía un poco más caro el hidrocarburo para sacarle alguna ganancia, pues su negocio era más bien un servicio a la comunidad y solamente se obtenían unos cuantos pesos por acarrear la gasolina a los pocos vehículos que anduvieran lejos de la civilización.

Ahora es muy común (aunque en Tepa ni tanto) saber de alguna persona que vende gasolina, ya no en lo alto de la sierra o en un poblado de difícil acceso, sino en colonias de la periferia o delegaciones municipales.

Además, esa gasolina sorprendentemente es más barata que la ofrecida en las estaciones de combustible, lo que deja lugar sólo para una cosa: es robada. Y los que la venden no hacen un servicio a la comunidad, más bien buscan su enriquecimiento personal con un negocio ilícito y peligroso.

Se ha vuelto todo un problema la distribución y venta de gasolina y diésel robados. Algunos lo justifican diciendo que se ha vuelto tan caro el combustible que muchos prefieren comprarlo más barato pero ilegal, después de todo “el petróleo es nuestro”.

No es así, la gasolina robada sólo perjudica a todos los mexicanos, tengamos vehículo o no. Robarle a la corrupta y deficitaria Pemex sólo da por resultado robarle a la misma nación y al gobierno, que entonces tiene menos entradas económicas de producción petrolera.

El país es movido prácticamente a base de petróleo y no es porque gran parte de las máquinas y vehículos funcionen con hidrocarburos, sino porque el gobierno le quita a Pemex casi todo su dinero (y el resto Romero Deschamps y su sindicato transa y abusivo) para mantener al país y a los estados.

El robo de gasolina por lo tanto jode al mismo país y lo peor, a los que ni siquiera tienen vehículo.

Pero, ¿por qué últimamente hay tanto robo de hidrocarburos? Son los mismos narcos en su mayoría los que se dedican a este nuevo negocio, ya que el negocio de la droga cada vez es más combatido por el mismo gobierno.

Los narcóticos cuestan producirlos. La gasolina y el diésel no, pues es cuestión nomás de ubicar un ducto de Pemex, perforarlo y sacarle el combustible para luego venderlo.

Ya en otros estados, donde el narcotráfico ha sido combatido, los delincuentes han optado por dedicarse a otra cosa ilegal que les siga dando dinero, como el secuestro, la piratería o el “cobro de piso” a los comerciantes de las ciudades donde “operan”.

En Jalisco ya se está dando ese cambio de giro con la venta de combustible robado y la cosa está empezando y depende de las autoridades si paran esto con relativa prontitud.

Sin embargo llama la atención la facilidad con la que los delincuentes pueden encontrar un ducto, hacerle un agujero y comenzar a ordeñarlo; cualquiera que quiera hacer lo mismo, batallará bastante, en primera, para localizar un tubo de Pemex, luego para asegurarse de que nadie lo sorprenda en sus negras intenciones y por último, perforarlo sin morir en el intento.

¿Un delincuente que solamente sabía distribuir droga sabrá perfectamente cómo perforar un peligroso tubo de Pemex?

Es aquí donde los malpensados creemos que las redes ilegales de distribución de combustibles son posibles gracias al mismo personal de Pemex, que serían los únicos en saber por dónde corre exactamente un ducto y cómo perforarlo sin peligro.

Pero Pemex difícilmente cooperará para ayudar a detener este sistema clandestino, es más, ni siquiera se queja o pide ayuda, solamente publica de vez en cuando sus cifras y estadísticas de robo de combustible.

Son las autoridades estatales y federales las que andan tratando de detener este problema, que no se acabará mientras la paraestatal no ponga orden en su misma gente o al menos la delate y la presente ante las instancias correspondientes.

Es más, al personal de Pemex no le importa nada, la empresa puede quebrar, seguir causando accidentes y muertes por sus instalaciones deficientes, seguir importando gasolina cara aunque no haya dinero o seguir permitiendo que le roben el combustible. Pues a esa gente lo único que le interesa es seguir viviendo con altísimos sueldos y prestaciones logradas por su sindicato nefasto.

Si la Reforma Energética logra cambiar todo esto, que es uno de sus objetivos, pues estaremos de gane, pero mientras, no compre gasolina robada.

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