Depravación


Gustavo González Godina

Regresando apenas de haber tomado unas vacaciones, me entero de que una asociación llamada "Por un Veracruz sin discriminación", que dirige una persona llamada Flypy Morales (que no sé si será hombre, mujer o ave), está convocando para elegir a una Corte Real Gay del Carnaval de Veracruz 2015, que se llevará a cabo del 10 al 18 de febrero. El costo de inscripción, dice la nota, es de mil pesos, lo que otorgará derecho a 100 votos. ¡Órale pues!

Esto me hizo recordar que conocí hace algún tiempo una ciudad interesante. Muy interesante por varios motivos, el primero porque su fundación data de 900 años antes de Cristo, es decir, de hace casi 3 mil años; el segundo porque a pesar de ser tan antigua, era paradógicamente una ciudad muy moderna para su tiempo, tanto que se pasó de moderna, su modernidad alcanzó el nivel de la degradación humana y la perversión; y tercero porque fue destruida por las cenizas ardientes, la lava y el humo que arrojó el volcán Vesubio en el año 79 después de Cristo.

Como ya se habrá dado cuenta el lector, hablamos de Pompeya en el sur de Italia, muy cerca del Puerto de Nápoles, que fue llamada también Cornelia y Venérea en diferentes épocas. Hoy existe una nueva ciudad llamada igual, Pompeya, junto a las ruinas de la anterior que han sido desenterradas y que muestran que era aquello una ciudad con sus calles bien trazadas, pavimentadas con piedras planas, en las cuales se ven aún las huellas de las ruedas de sus carretas o carruajes, que debieron pasar mucho por aquellas calles angostas (como para dejar huella sobre la piedra); y además muy bien organizada en varios aspectos, en el comercial había establecimientos en los que aún se pueden apreciar a un lado de la entrada los hornos para mantener caliente la comida que ofrecían a sus clientes, igual los baños públicos en los que según la guía de turistas tenían tres secciones para mantener el agua con tres temperaturas diferentes, caliente, tibia y fría; muchas de las casas tenían, por supuesto, más de un nivel, no sé si más de dos, pero aún se pueden apreciar los restos de segundos pisos. Bueno, para que me entienda, sus calles estaban alineadas mejor que las de la ciudad de Xalapa donde vivo, eran más angostas que las del centro histórico de ésta, pero trazadas todas de norte a sur y de oriente a poniente.

La parte más notable de Pompeya y a la cual acudía gente de otras ciudades y desde Roma incluso (supongo que también de Grecia), eran sus prostíbulos. Ahí conocí el origen del término “lupanar”, sabía yo que éste era y es sinónimo de prostíbulo, pero no sabía por qué. Resulta que eran famosas las lupas (lobas) y lupos de Pompeya, es decir, sus prostitutas y prostitutos; hasta es posible que lo que dice la leyenda de que los fundadores de Roma, Rómulo y Remo fueron alimentados por una loba, lo hayan sido en realidad por una prostituta, por una lupa, y no por un animal.

Especulaciones aparte, lo cierto es (porque lo vi) que por lo menos en uno de los prostíbulos o lupanares de Pompeya había una especie de menú en las paredes. Seguramente habrá ido usted alguna vez a un MacDonald o a algún negocio de esos de comida rápida y chatarra que tienen en la pared, al fondo y de frente a los clientes, una serie de imágenes, luminosas, con los combos que le ofrece el establecimiento: la sola hamburguesa, sencilla, doble, triple; hamburguesa y papas a la francesa, hamburguesa, papas y un refresco… y así hasta el infinito. Pues así en ese lupanar de Pompeya, se ven aún en frescos, o mosaicos (de 15 por 15 centímetros aproximadamente) lo que se ofrecía a los clientes, las diversas posiciones para la práctica del sexo, las formas diferentes de proporcionar placer… y según la guía en la parte baja del edificio la relación era de hombre con mujer, y en la segunda planta de hombre con hombre (lo que también estaba representado en la imagen de un combo, como los de las hamburguesas).

¿Y cómo se llegaba a los lupanares? Bueno, no había anuncios luminosos como ahora para verlos desde lejos, pero había señalamientos en las calles consistentes en penes esculpidos en la piedra apuntando hacia dichos establecimientos, yo vi uno de buen tamaño (es un decir, no me malinterprete) en el pavimento, a dos o tres cuadras del lupanar de los combos en los muros del pasillo de acceso, y otro en la pared exterior del mismo lugar, pero éste chiquito y chueco, y además en forma vertical (para no decirlo de otra manera) pero un poco inclinado hacia la izquierda, apuntando precisamente hacia el piso superior donde se ofrecía lo que ya le dije que nos dijo la guía de turistas. Dicen también -agregó ésta- que la destrucción de Pompeya se debió a un castigo divino provocado por la perversion de sus habitantes. Esto recordando el pasaje bíblico de la destrucción por el fuego de Sodoma y Gomorra, donde también se daban con todo y todos contra todos.

Hasta la fecha se ofrece a los turistas, entre otros souvenirs o recuerdos de su visita a Pompeya, pequeñas reproducciones de los frescos que representaban a los combos en ese MacDonald del sexo.
Yo no sé si la destrucción de Pompeya haya sido un castigo divino, ni lo creo ni lo dudo, ni le creo tampoco nada al Antiguo Testamento, digo, por lo de Sodoma y Gomorra, sólo le platico lo que vi, lo que nos explicaron, y que al ver eso recordé que ya hay en Xalapa un antro que se llama Sodoma (la palabra “Sodomía” significa salir a comer por ahí, aunque por ahí no tenga uno dientes); y que al ver esta noticia acerca del Carnaval de Veracruz recordé lo que vi en las ruinas de Pompeya.

Sé que algunos me van a mentar la madre por este comentario, pero desde ahora les aclaro lo que dice el diccionario acerca de algunas palabras aquí utilizadas: Degradar: Reducir o desgastar las cualidades inherentes a alguien o algo. Depravar: Viciar, adulterar, pervertir, especialmente a alguien. Pervertir: Viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, la fe, el gusto. Perturbar el orden o estado de las cosas.

Otros quizás reflexionarán un poco acerca del estado de cosas al que hemos llegado en la actualidad, en el que se organizan marchas del “orgullo gay” y se llevan a cabo certámenes para elegir a “miss gay”; y tal vez alguno hasta se preocupe un poco, aunque el pico de Orizaba está lejos de Xalapa y el volcán de Colima de Tepatitlán. Pero igual de nada sirve que me mienten la madre, que reflexionen o que se preocupe alguien, nada va a cambiar, los anormales seguirán siéndolo, y los demás seguiremos siendo mayoría. Pero por si le interesa, el costo de la inscripción es de mil pesos, lo que otorgará derecho a 100 votos. Y con suerte hasta le invitan a comer por ahí…

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