Ya paren el ruido, por favor


Vaya para Ustedes el saludo semanal de costumbre.

Arandas es una ciudad, en muchos sentidos, ideal para vivir. Un clima muy agradable prácticamente todo el año, su tamaño y ubicación geográfica le colocan a una hora y media de Guadalajara, a una hora y cuarto de León, Guanajuato, a una hora y media de Aguascalientes, a una hora y media de Zamora, a 50 minutos de La Piedad, Michoacán. Estamos a salvo de temblores, pues los más fuertes que se han dado y que han repercutido gravemente en la ciudad de México, apenas aquí y los hemos sentido levemente.

Su gente, en términos generales, es amable y hospitalaria. La diversificación de la industria, supera con mucho a ciudades como Tepatitlán y hasta Lagos de Moreno, que son los dos hermanos mayores de Arandas en la Región de Los Altos, lo que propicia que el empleo no falte tanto y la economía se sostiene aún a costa de caída en la industria tequilera, pues quedan otras industrias que sostienen la economía como, por ejemplo, la fabricación de muebles de sala, de dulces, de calzado, de ropa, de bolsas de plástico (número uno en el Pais por cierto), de cubetas de plástico, de tubería de PVC para drenajes y ductos, además de la actividad comercial que es muy amplia, sin dejar de lado desde luego, la agricultura, la ganadería y los productos derivados de la leche como el queso, cajeta, panela, crema, mantequilla y dulces. Las industrias de elaboración de botanas y frituras además de la fábrica de mermeladas, cierran el círculo de empresas sobresalientes.

Entretenimiento y lugares de esparcimiento, es algo que ha tenido mucho auge últimamente con el casino, boliche y salas de cine. Muchos cafés cantantes y pubs ofrecen buen ambiente a precios bajos comparados con otros lugares.

Total que todo suena maravillosamente bien, pero desgraciadamente Arandas tiene como su talón de Aquiles dos o tres cosas que vale bien la pena mencionar para recordárselo a las autoridades competentes, que si bien es cierto han trabajado bien en algunos rubros, se les ha pasado por alto el control relacionado con el ruido de las motocicletas que, curiosamente, les quitan el silenciador para adherirles ruidosos escapes que sobrepasan los decibeles que la salud tiene señalados como tolerables. Se les ha obligado a usar el casco y medianamente a controlar la velocidad, pero su ruido ensordecedor parece increíblemente inaudible para la autoridad a quien le pasan por sus narices sin que les paren o llamen la atención para corregir el problema.

A lo anterior, por si fuera poco, hay que agregarle que existen muchos vehículos de todo tipo que utilizan el perifoneo para anunciar sus productos y servicios. Resulta muy molesto y casi poco posible el sostener un diálogo con alguien parado en la banqueta, pues las interrupciones son muy frecuentes por el paso de vehículos que a elevado volumen anuncian eventos, ofertas, o servicios a cualquier hora de la mañana o de la tarde.

A los que vivimos en esta ciudad, la verdad es que ya “se nos hizo callo” y poco a poco nos hemos ido mal acostumbrando a vivir y sufrir esta circunstancia, pero comentarios de personas que nos visitan, se quejan amargamente de tal situación y nos recuerdan que la autoridad debe ponerse a trabajar en parar esa contaminación auditiva que daña no solamente los sentidos, sino que altera los nervios de quienes son víctima de ella, pues parece que ya tampoco las Autoridades lo notan.

Es de tal magnitud la desconsideración de esos ruidosos, que no solamente no tienen respeto por la gente de la calle al paso, sino que mantienen sus altos volúmenes al paso por hospitales, universidades, escuelas y casas de descanso en donde existen personas enfermas o que tienen que prestar doble atención a sus labores y todo por culpa de la falta de energía por parte de la autoridad correspondiente para frenar tal insoportable ruido.

Son tantos los que aportan sonidos desagradables, que hasta el camión de la basura trae consigo un monótono ruido para anunciar su llegada. Las compañías distribuidoras de gas doméstico, se pasean por toda la ciudad con su musiquita enfadosa, vendedores de frutas y verduras, anuncios de ofertas de comercios, etc, etc. 

Son muchos y cómo dan lata la verdad, es hora de que ya se actúe y se muestre alguna consideración por los ciudadanos de esta ciudad que merece respeto. Finalmente, si se hiciera un estudio serio, estoy seguro de que se darían cuenta que el perifoneo es lo que la gente menos escucha debido a la abundancia y exceso de ruido y se confunden los mensajes entre unos y otros, así que el pago por dicho servicio, muy poco, por no decir nada, aporta de beneficio al que lo contrata.

Nos leeremos en la próxima entrega.

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