Miente Juan Villoro




Señor Juan Villoro: Me sorprende mucho y lamento más, tanto como si se tratara de un deceso -en este caso el de mi admiración por usted-, el hecho de que un personaje de su talla, de tanto prestigio y fama como escritor, periodista, ensayista y cuanta madre de títulos se cuelgan los intelectuales, entre los que me parecía usted una excepción (porque los intelectuales son para mí una especie de secta o cofradía de iniciados que hablan y escriben en un lenguaje cifrado que sólo ellos comprenden) porque a usted sí se le entiende, su prosa es impecable, accesible, su narrativa es amena y por lo general interesante; que alguien como Usted, repito, se uniera al coro de mentirosos (parece ser lo políticamente correcto en los días que corren) para desprestigiar a Veracruz.

Dice en su artículo titulado “La orquesta del Titanic” publicado en el diario Reforma el viernes 6 de febrero del presente año, que fue Usted uno de los integrantes de “un amplio grupo de periodistas y escritores (que) hemos pedido que se revise la conveniencia de (no) celebrar el Hay Festival en Veracruz”, esto porque asegura, “Ejercer el periodismo en Veracruz es un oficio de alto riesgo”.

Miente Usted señor Villoro, yo ejerzo el periodismo, si así se le puede llamar a lo que hago (he pasado por todos los cargos que hay en un periódico, desde corrector de ortografía y estilo hasta dueño, pasando por reportero de la nota roja, jefe de información, de redacción y por supuesto subdirector y director. Bueno, fui hasta voceador) en el estado de Veracruz desde hace 35 años, y jamás he sentido la persecución de que habla Usted.

Y en cuanto a la matazón de periodistas que menciona, le comento que he conocido de cerca la mayoría de los casos y personalmente a algunos de los protagonistas; con los menos, incluso, tuve cierta amistad. Pero hablemos de los que cita Usted:

Menciona que en Gatopardo, “Emiliano Ruiz Parra narra en forma estremecedora la historia del fotógrafo Gregorio Jiménez de la Cruz, secuestrado en su domicilio de Coatzacoalcos en febrero de 2014. Poco después apareció muerto con señas de tortura”.

Para empezar, Usted lo ha dicho, “la historia del fotógrafo”. Goyo Jiménez era fotógrafo de iglesia, retrataba novias y quinceañeras; y comenzaba a intentar reportear y redactar algunas notitas sobre accidentes de tránsito y cachetadas guajoloteras, jamás realizó ningún tipo de periodismo de investigación, jamás un reportaje, nunca una denuncia sobre algún asunto peligroso, no era todavía un periodista, esto dicho por su jefe inmediato, el director del periódico para el que colaboraba, José Luis Ortega, quien a su vez fue mi subalterno tiempo atrás. Él me aseguró que el trabajo “periodístico” de Goyo nada tuvo que con su muerte, que fue asesinado por un grupo de malandros de a tres pesos, robacarros, por órdenes de una mujer cantinera con la que tenía problemas personales.

Moisés Sánchez Cerezo, estimado don Juan, nunca fue periodista, ni siquiera reportero como Usted le llama, era comerciante, taxista y aprendiz de político, que intentó ser agente municipal en El Tejar, municipio de Medellín, y no lo logró, y como tantos otros blogueros que hay en el mundo, miles, millones, comenzó a fastidiar en la red y se metió con las personas equivocadas.

Regina Martínez, esa sí periodista, a quien conocí hace cerca de 35 años, trabajó después bajo mis órdenes y durante el tiempo que lo hizo jamás tuve en mis manos un trabajo de investigación periodística elaborado por Ella, lo suyo era recopilar datos recientemente publicados en diferentes medios y armar historias, a las que simplemente les agregaba el ingrediente antigobierno para molestar. Mintió si dijo que “La situación para el periodismo en Veracruz ahora es la peor en los últimos diez años, completamente represiva en el gobierno de Javier Duarte”.

Recuerda Usted que el 28 de abril de 2012 fue estrangulada en el baño de su casa. Lo que al parecer no recuerda, señor Villoro, es que la propia revista Proceso para la que trabajaba cuando murió, publicó la descripción con detalles de la escena del crimen, en la que quedaba más que claro que Regina había estado conviviendo con sus victimarios, bebiendo cerveza durante varias horas de la noche, y olvida también que el crimen, cuyo móvil fue el robo (claro que puede usted creerlo o no, pero esa es la verdad jurídica según el Ministerio Público y el juez del caso), ya fue aclarado y uno de los asesinos detenido, consignado y sentenciado, liberado después por un magistrado que tenía un interés particular, y vuelto a detener, está en prisión. Su cómplice sigue prófugo.

La llamada “Ley Duarte”, coincido con Usted, fue una estupidez que en su momento señalé. Y en cuanto a Víctor Manuel Báez Chino, editor de la sección policiaca de Milenio, ¿sabe Usted por qué lo asesinaron?, yo tampoco. Pero investigue… ya que es Usted un hombre tan “informado”, no le costará mucho trabajo descubrir la causa.

No menciono a otros porque no los mencionó Usted, pero le repito que conocí muy de cerca los casos de la mayoría. Se pregunta Usted si “¿Es pertinente que (el Hay Festival) brinde prestigio internacional al gobernador Javier Duarte de Ochoa? Durante su mandato -agrega Usted-, 11 periodistas han sido asesinados y cuatro más están desaparecidos”. ¿Insinúa Usted que el gobierno los ha matado o desaparecido?, ¿o que ha propiciado su muerte o desaparición por no protegerlos?, ¿que no le importa, desprecia o está en contra de la libertad de expresión? Qué pena por Usted don Juan Villoro, ¿sabe cuántos taxistas han sido asesinados en Veracruz en el mismo periodo que menciona?, ¿vale menos la vida de un taxista que la de un “periodista” aunque éste no lo sea en realidad?


Siempre lo he leído, sus artículos periodísticos, sus historias, sus cuentos y alguno de sus libros incluso, porque me gusta mucho como escribe; y muy probablemente lo seguiré haciendo, pero ya no tendrá para mí la misma credibilidad después de esto, se me cayó del pedestal en que lo tenía. Ya sólo me falta que Mario Vargas Llosa también me salga con la mamada de la persecución y matanza de periodistas en Veracruz.

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