Arandas, Jal.- El cuerpo sin vida del padre Francisco Javier Gutiérrez Díaz, originario de Arandas y perteneciente a la Confraternidad de los Operarios del Reino de Cristo (CORC), fue encontrado el martes por la noche con impactos de bala en la cabeza, abandonado por sus agresores a la vera de un camino de terracería cercano a los poblados de Ojo de Agua de Ballesteros y San Nicolás de la Condesa, en el término municipal de Salvatierra, en el Estado de Guanajuato.
El sacerdote jalisciense se dirigía, en solitario, de Salvatierra a Acámbaro cuando fue interceptado por sus asesinos al parecer para robarle. Era párroco de la parroquia del Santo Rosario (Capuchinas) en Salvatierra, lugar donde su confraternidad posee una casa de formación.

Se presume que el móvil fue el robo, pues el sacerdote llevaba el dinero para la compra de un terreno de la Confraternidad cerca de Acámbaro.
El padre José Antonio Gómez Elisea, director general de la CORC dio a conocer la noticia el martes por la noche y el miércoles fue confirmada por el cardenal y arzobispo de Morelia, monseñor Alberto Suárez Inda, quien había ordenado al padre Gutiérrez Díaz el 8 de enero de 1986.
El cardenal Suárez Inda –a cuya circunscripción eclesiástica pertenece Salvatierra—ha pedido a toda la comunidad permanecer unida en la fe, al tiempo que anunció que este jueves 9 de abril se habrán de celebrar en la parroquia de San José, en Arandas, los funerales del sacerdote asesinado.
El padre Francisco Javier es uno más en la lista de sangre que ha hecho de México el país con mayor número de asesinatos de sacerdotes católicos en el mundo el año pasado y en años anteriores.
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