¿Cómo quitarle un dulce a un niño?
Ahora que es temporada de propuestas y ocurrencias –estamos en campañas electorales, pues-, quisiera abonarle con una muy simple: Que los candidatos, de todos los partidos a todos los puestos, eviten el acarreo y las imágenes de su proselitismo con niños y con pobres.
Quisiera retar a l@s candidat@s a que, en lo que resta de su campaña quiten de su propaganda, de sus desplegados, de sus spots, de su “face” las fotos donde aparecen abrazados o abrazando a niños, que dejen en paz a los pobres.
Resulta una ofensa que, durante dos meses aparezca cualquier cantidad de individuos abrazándose de niños que ni votan, ni saben de elecciones, ni cambian el sentido del voto, ni resuelven su situación.
Cada elección vemos la misma estrategia: una foto con muchos pobres, ¿y qué?, cuando llegan al poder se olvidan de ellos, y si pierden, también se olvidan de ellos, ¿entonces para qué la burla del uso de la imagen del pobre, del niño, de la señora del barrio pobre?
El día que un político, mujer y hombre, se comprometa de verdad con la niñez y con los pobres, le quitará las herramientas a sus próximos contendientes. Si no hay pobres, no habrá imágenes lapidarias que conmocionan, entonces, no habrá candidatos burlones, habrá funcionarios, empresarios, profes, ciudadanos atendiendo a los pobres, ayudándoles a ya no serlo, con empleos, educación, cultura, opciones de desarrollo.
Que no se lucre ya con los niños de nuestro país. Si los candidatos son congruentes, pronto espero su iniciativa de ley que prohíba la utilización de niños en campañas electorales.
Son tan incongruentes nuestros políticos que, prohibieron los animales en los circos, pero no el trabajo infantil en las calles.
Qué incongruentes son nuestros políticos… y nosotros por apoyarles… o por creerles.
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