Sucia



¿Al son que les toquen…?

A quien no le guste el baile, que no ponga música.

Al que le estorben los anillos que no busque matrimonio.

Al que le ofenda la política, que no se meta de candidato.

 Frases son muchas, en cada región o país tenemos lenguajes para decir lo mismo: no hagas lo que no te gusta que te hagan.

 El jueves de esta semana, los regidores del Movimiento Ciudadano en Tepa ofrecieron rueda de prensa para lamentar la “guerra sucia” de la que es objeto su partido. Y tienen toda la razón en quejarse, en lamentarse. La guerra es indeseable, y si es sucia, es peor.

 El lodo que se han lanzado algunos candidatos es muestra de la falta de capacidad, de la insensatez para armar un buen discurso, convincente, que atraiga a los votantes.

De la expresión de este jueves en la casa naranja, dos cosas debemos resaltar: 

1.- La guerra sucia es detestable, cualquiera que sea su origen o su destino.

2.- La guerra sucia embarra a quien la promueve. En cualquier tiempo.

 Dicho lo anterior, valdría la pena recordar que hace tres años, desde esa casa naranja, surgieron versiones contra el Doctor Manolo, entonces candidato del PRI. Hubo lenguas flamígeras contra la integridad y la familia del abanderado tricolor y nadie paró esas diatribas.

¿Odio con odio se paga?

 En la estrategia por criticar la actual guerra sucia –detestable a cualquier nivel y en cualquier tiempo-, en contra de sus candidatos y de su partido; olvidaron los regidores que esos señalamientos los debe hacer el líder de su partido, porque aquel no estuvo en campaña hace tres años y los ediles actuales sí.

 En algo les pudo haber ayudado lo que se dijo contra el candidato del PRI de hace tres años, y no hubo indignación en aquellos tiempos. No hubo llamados a la cordura.

 Es el riesgo de “andar” en la política, echar pleitos y no querer broncas. Lanzar o dejar lanzar injurias y luego reclamar que se es injuriado.

 Las campañas serán de altura cuando tengamos candidatos de altura. Serán congruentes cuando haya estrategias congruentes.

 Después de la campaña, la gente sigue siendo gente. Los ciudadanos siguen siendo ciudadanos y los que alcanzan el poder… lo perderán y volverán a ser ciudadanos.

 Es lamentable la guerra, y es más lamentable la guerra sucia.

 Por eso en las campañas los candidatos y los líderes morales de los partidos deberían cuidar lo que dicen, lo que permiten decir y lo que dejan que se diga…

Que nadie pida paz cuando fue el primero en dar el grito de guerra…

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