Cuotas


Todos los años es el mismo problema con las cuotas escolares, que no son obligatorias, pero sí son de a fuerzas… casi siempre.

Es un problema engorroso para todo el mundo, para la escuelas y sus maestros que pretenden cobrarlas, para los padres de familia que dicen no tener suficiente dinero para pagarlas o simplemente se niegan porque no son obligatorias y para las autoridades, que no pueden hacer gran cosa más que decir que efectivamente, no son obligatorias y menos condicionantes para que el menor pueda ser inscrito o por el contrario, salir de la escuela con todos sus documentos en la mano.

Y es que el problema tendría una solución muy sencilla, pero el gobierno no quiere dársela, pues por un lado pregona que, tal como lo marca la Constitución, la educación debe ser gratuita y por el otro no les da suficientes recursos a las escuelas para que de verdad ofrezcan enseñanzas sin costos trasladados a los padres de familia por la operación de los mismos planteles.

Los maestros y directores, con la pena, pero tienen que pedir el apoyo de los padres para pagar los gastos del plantel y los materiales escolares que usan los niños. El gobierno no les da dinero para eso, pues básicamente paga nomás los sueldos de los profesores y trabajos grandes de infraestructura de los salones.

Pero nunca dice eso la autoridad, lo calla intencionalmente y les deja esa bronca a los profesores.

Las escuelas, para asegurar el pago para la manutención de las mismas, sus profesores llegan a coaccionar las cuotas con la entrega de documentos de los menores o la admisión de los mismos al plantel. Los padres inconformes y molestos muchas veces acuden a la Delegación de la Secretaría de Educación, donde no les queda más que darles la razón a los papás, pero también pedir que comprendan a los profesores que no tienen otra forma de allegarse de recursos para mantener los salones.

Ya con lo anterior, algunos padres cambian de opinión y terminan dando la cuota, más a fuerza de de buena gana y solo en casos excepcionales, cuando el papá verdaderamente no tiene dinero y le hace la llorona a los maestros o se ponen en plan francamente de bronca, se decide que no se pague y se acabó el problema.

Y es que con la connotación negativa de la que ya gozan muchos maestros, lo que menos quieren es un problema por unos cuantos pesos.

Pero, todo eso lo podría evitar tan fácilmente el gobierno simplemente diciendo: La educación es laica, pero no la pintura, ni el agua ni la luz de la escuela o los gises que gasta el maestro y pues la neta, no les damos para eso, muy apenas les pagamos sus sueldos…

Santos paraboloides, Batman

¿De verdad era para tanto el asunto de las “paraboloides” del estadio Tepa Gómez? Unos techos de concreto de forma más o menos parabólica, que tapaban del sol parte de la tribuna. Y es que desde mi punto de vista, esas estructuras se veían feas, viejas y descuidadas y no parecían un patrimonio histórico o un clásico de la construcción.

Es como llamarle clásico a cualquier carro viejo que nos encontremos por ahí, aunque esté en muy mal estado y nunca haya sido una pieza excepcional de diseño o ingeniería.

Algunos se quejaron de que se hayan demolido las mentadas paraboloides del estadio Tepa Gómez; hasta dijeron que nunca se consulta a la comunidad para este tipo de acciones… 

Chale, entonces para algunas cosas sí nos debe consultar la autoridad y para otras es solamente su problema, que le hagan como puedan, pero bien y que ni nos molesten con eso, como lo de la seguridad pública.

Las paraboloides estuvieron por años a la buena de Dios, nunca nadie les dio mantenimiento, ni siquiera una pintada, tampoco hubo alguien que así lo señalara…

Y ahora ya ni modo, las quitaron, porque aparte de estorbar al nuevo dueño, perdón, concesionario del estadio, ya eran un peligro.

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