Encontraron la niña muerta


Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com

Regina, de dos años de edad, salió caminando por el huerto, entró en un maizal y se perdió. La gente del vecindario, junto con su padre, salió a buscarla desesperadamente, pero sin ningún resultado, porque cada uno tomaba un rumbo separado, dejando trechos de campo sin recorrer. 

La noche estaba fría y avanzada cada vez más. Seguía la búsqueda sin encontrar a la niña. En la madrugada, temprano, el padre reunió a todos y les dijo: De esta manera nunca encontraremos a mi hija, porque hay lugares por donde pasamos y volvemos a pasar, y otros, por donde ni siquiera hemos puesto los pies. Mi sugerencia es la siguiente: Formemos una cadena agarrándonos de las manos, y salgamos a buscar, de este modo no quedará ningún trecho sin ser rastreado. 

Así lo hicieron y enseguida encontraron a la niña, pero había muerto de hambre y de frío. Entonces el padre, con el cuerpecito en los brazos y los ojos llenos de lágrimas, dijo entre sollozos: ¿Por qué no nos dimos antes las manos?... 

Darse las manos significa: Unir fuerzas, hacer un trabajo organizado, apoyarse uno en el otro, caminar juntos, ayudarse. ¿Qué más ?

Bien dice el dicho que “la unión hace la fuerza”. Hay personas que trabajan y trabajan pero con muy pocos resultados porque les hace falta unirse con otras personas y hacer una labor en equipo.


La familia es una muy buena oportunidad de trabajo en unidad fraterna para lograr muy buenos resultados. Podemos decir lo mismo de los grupos de apostolado, los grupos escolares y todo tipo de agrupaciones. ¡Trabajemos unidos!

Publicar un comentario

0 Comentarios