Y después del acueducto, ¿qué?


 Ya llegó el 2016. De hecho ya casi se acaba el primer mes.

Ya estamos en el primer año con presupuesto propio. Ya se fueron los tres meses “de prueba”. 

Ya pasaron los “primeros 100 días”.

Ya comenzaron a tapar parte de la tubería que cruza por la calle de acceso al CUAltos para conectar el acueducto de la presa de El Salto a los tanques de almacenamiento y, de ahí, conectar al acuaférico y luego, a cada casa de la ciudad.

 Listo. Cuando se concluyan esos trabajos y sigamos pagando el crédito de la obra por la cantidad que no puso el gobernador Aristóteles Sandoval. Habremos de cerrar un ciclo político-electoral donde se prometió mil veces en campañas, dotar de agua a la ciudad.

  Y después de hacer el acueducto, ¿qué sigue para Tepa?

 Y cuando ya haya agua en los almacenes y en el acuaférico, ¿qué otra promesa harán los políticos para permanecer en cartelera?

 ¿Ahora con qué atraerán votantes?

 La seguridad sigue siendo el tema más reclamado por los ciudadanos a los políticos. Seguido de empleo, educación y salud.

 Y en ese renglón, ¿qué ofrecen los políticos para Tepa y para la Región?, ¿Ya no hay nada qué ofrecer, ni construir ni atraer a la ciudad, al municipio?

 No encuentro en los discursos oficiales, ni del gobierno estatal ni en el municipal, señales de a dónde vamos o a dónde nos llevan. Les pregunto a algunos líderes sociales sobre qué obra, qué proyecto, qué inversión de impacto social y regional de trascendencia traen o han escuchado y… nada, no se ven portafolios de proyectos impactantes.

 Los empresarios siguen en sus áreas, en sus intereses y sus rentas.

 Los políticos siguen en sus áreas, en sus grupos, facciones o colores.

 La sociedad sigue en su área, unos sin saber qué, otros sin conocer con quién presentar proyectos, peticiones, hacer propuestas. Esperando que “alguien” haga algo para generar condiciones de mejor empleo, con mejores vialidades, con más espacios deportivos, con nuevas áreas de cultura, con más opciones de educación.

 Pero no, por lo menos en la agenda informativa no se conoce de proyectos trascendentes.

 Tal vez debamos esperar a que vengan las campañas políticas para escuchar, por lo menos, una sarta de ocurrencias, ideas y frases que despierten al adormilado votante y, tal vez, se haga realidad alguna de esas muchas obras o trabajos planeados.

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