Dignamente municipio de Jalisco


131 años de San Diego de Alejandría

• Este 28 de febrero es su cumpleaños

Por Oscar Maldonado Villalpando

La población de San Diego de Alejandría, empieza a cobrar auge en 1837, cuando los vecinos se unen alrededor del pároco de la parroquia de Jalpa, que en su primera etapa, como encomienda de la Hacienda, hunde sus raíces muy allá en la historia del centro de México y de la Nueva Galicia, pues se asienta en la comisura de ambos territorios; los vecinos son apoyados por el Señor Cura don Alejandro Navarrete, para elegir a la Santísima Virgen como la celestial patrona que una sus esfuerzos y de sentido a sus trabajos, a la vez, determinan construir su templo, con la bendición canónica del Obispo Diego Aranda y Carpinterio, asuntos de mucha formalidad en ese tiempo. Cosa que influye en el nuevo nombre de San Diego de Alejandría, por los bienechores de la población, nombre que suple al original de San José de la Laja o la Laja, simplemente.

Entonces la naciente comunidad madura en lo social, lo económico y lo religioso y es elegida para ser nombrada nueva parroquia, en vez de la la Iglesia madre, Jalpa. Nombramiento que se realiza en enero de 1869. Esto muestra el progreso y organización de los vecinos trabajadores y entusiastas, también buenos cristianos.

En plena época porfiriana San Diego de Alejandría vivía una etapa de bonanza, con sus haciendas funcionando cabalmente, sus peonadas laboriosas, sus familias arraigadas, sus devociones católicas, por el año de 1884 se manifestó un movimiento que se fue preparando en varias décadas, los vecinos se unieron para hacer llegar su petición al Gobierno de Jalisco para ser municipio libre y soberano.

Ese año el Señor Comisario Gertrudis Moreno y sus Concejales, el 27 de julio de 1884,   elevaron su petición al gobierno estatal para que San Diego de Alejandría fuera nombrado municipio.

En 1885 Porfirio Orozco era el comisario y el secretario Manuel González López. En el mes de octubre asumió el cargo de comisario el señor   Casiano Valdivia, de la familia del prohombre don Juan Nepomuceno G. Valdivia. En la Cámara fue aprobado el acuerdo el 26 de febrero y firmado y dado a conocer por el Gobernados, Francisco Tolentino, el 28 de Febrero de 1885.

Fecha misteriosa y significativa.   Y San Diego de Alejandría tuvo oportunidad de crecer   y consolidarse en su sistema social y económico.
  
Un pueblo noble y creyente
  
Las renovaciones sociales de 1910, la guerra de caudillos, y todo lo acontecido en el primer cuarto del siglo XX afectaron sobremanera a esta comunidad, golpearon de muerte el esqueleto de su estructura económica. Las haciendas enclavadas en el territorio fueron prácticamente borradas, abandonadas, asunto que vino a recrudecerse en 1926. Un recurso, un refugio, especialmente para los ricos y las fuentes de producción, fue el vecino Estado de Guanajuato que se vio enriquecido con empresarios y mano de obra. Hubo mucho otros destinos de los prófugos de la violencia, dentro de México y más allá de sus fronteras.

Vino entonces el debilitamiento de este pueblo, que a mediados de de 1900, apenas si sobrevivía.  
En esos 131 años de vida municipal es de reconocer como gran valor uno de los grandes amores de este pueblo es la imagen preciosa de La Inmaculada Concepción. Una Virgen bellísima, como la que más. Así se escribió de ella:
  
“Güerita
preciosa
cual rosa,
bonita!
  
Festiva
y hermosa.    
Paloma,
bendita.
  
Gotita,
del cielo,
cautiva.
  
Rendida
te ofrezco
mi vida.
  
“Mi tierra del alma.
Mi Virgen querida.
Mi Madre adorada.
  
Un cielo de amores,
la casa de todos,
el templo y su torre.
  
Canteras solemnes,
que lo alto se abrazan,
guardando un secreto,
cuidando un tesoro:
La vida, el amor,
su gente y su historia.
  

Muchos jóvenes de estos años poco han de saber de aquellas páginas venerables, pero es seguro que son como cimientos de esta historia y por lo tanto hemos de contar con ellas, para alzar el vuelo y cumplir con noble destino.

Publicar un comentario

0 Comentarios